domingo, 8 de diciembre de 2013

Religión como principio de autoridad

Ateísmo y agnosticismo, palabras que a día de hoy han quedado vacías de significado y que en el imaginario social parece que solo responden a una crítica poco profunda contra el papel de la Iglesia, quedando reducidas al debate simplista de si es desmesurada o no su riqueza o si debe impartirse la asignatura de religión en las escuelas.
Pero el ateísmo, y en definitiva la crítica al idealismo teísta, va más allá. En primer lugar, si hay algo que se debe criticar de la religión -y en general de la metafísica idealista- y la idea de divinidad, es que en ella reside el principio de autoridad, jerarquía y su inevitable resultado: la desigualdad.


Primero, es necesario esgrimir, brevemente, la evolución de la religión en el ser humano; Como ya dijo Bakunin, la religión es el primer despertar de la razón de forma errada y que llevará al ser humano por distintas etapas: El fetichismo (divinización de un objeto común y cotidiano o un animal o vegetal) , la religión de los brujos( esto es, la divinización de personas y “elegidos”), la divinización de un objeto muy lejano( como el Sol o la Luna) y por último la divinización de un ser supremo, invisible e inmaterial.
La religión y su idea de divinidad, santos y milagros no son más que productos del ser humano nacidos a partir del miedo y fantasía humana. Desde los albores de la humanidad nosotros, los humanos, hemos dado un significado “mágico” a todo aquello que no podemos –o no podíamos- darle explicación lógica alguna. A partir de estas atribuciones, el ser humano crea una especie de supra-mundo imaginario, paralelo al mundo real, que debe ser amado y elevado a la más absoluta verdad, atribuyéndole valores de justicia y emociones como el amor.

Es tan grande la “distancia” entre el mundo terrenal y el divino que, tan solo se puede acceder a él mediante la revelación divina, una revelación que  no puede ser conseguida por cualquiera sino por los que llamamos “elegidos”. Es aquí cuando entra en juego –y empieza- el principio de autoridad de la religión, puesto que esos determinados individuos que captan la revelación divina son los nuevos sacerdotes y gobernantes del mundo terrenal.
Como bien apuntaría Mijaíl Bakunin “La religión es el despertar de la razón bajo la forma de sinrazón”, es decir, bajo una forma errónea, luego el progreso de la humanidad es la corrección gradual de esa falsedad que es la religión y principio divino. Por ejemplo, con la idea de Dios, conceptos como el amor, justicia y verdad se nos presentan como conceptos absolutos y a la vez rodeados de misterio y que por ello solo pueden conocerse mediante la revelación divina por parte de sacerdotes,  gobernantes y “elegidos”. Es aquí donde empieza la esclavitud del hombre por el hombre. Si algo es cierto, es que no hay argumentos ni pruebas racionales y lógicas que atestigüen la existencia de Dios. Es tarea y objetivo primordial eliminar de la mente humana toda idea de divinidad que llevamos cargando des de hace tantos siglos. Tan solo así se podrá dar un gran paso por lo que respecta a la liberación del género humano.
Pero para liberarse de la idea de Dios no solo bastará con decir que es falsa e ilógica, sino demostrar y argumentar cual ha sido el origen y papel histórico del principio divino. 

La conclusión es que, el anti-teologismo es verdaderamente una crítica al principio de autoridad y jerarquía. Una autoridad jerárquica que siempre está ligada a una metafísica que nos postula el mundo como un ‘algo’ inmutable y convenciéndonos de que no puede ser cambiado por el ser humano.


“Si Dios existiese, sería necesario abolirlo”.  Mijaíl Bakunin 

viernes, 29 de noviembre de 2013

¿Que el comunismo ha fracasado?

La lectura de la obra teatral Marx en el Soho de Howard Zinn -recomendada- me ha suscitado cuanto menos una revitalización de las ideas del señor Karl. Su vida y obra han sido objeto de los más escrupulosos análisis en los campos tan amplios a los que dio su influencia, tales como la historia, sociología, economía, política o filosofía. Configuró una visión del mundo social englobado en la estructura holística de su materialismo dialéctico, el capitalismo, entendido como sistema de relaciones de producción predominante en una fase histórica. Podemos argüir en la focalización de sus estudios en conceptos que se nos presentan tan polémicos como la plusvalía, el materialismo dialéctico e histórico, la alienación, la lucha de clases o la mítica Revolución proletaria cargada de un importante historicismo. Todos ellos ampliamente discutidos y ampliados por intelectuales y políticos como Lenin, Gramsci, Sartre, Althusser, etc. No me es pertinente analizar estos conceptos en el presente artículo, carezco, a mi pesar, de los conocimientos necesarios para ello. 

Antes que el lector pueda sopesar el grado de posmodernismo que impregna mi pensamiento debo decir que me considero un comunista. Un comunista que muestra indignación y pesar por los actuales e históricos problemas nacidos de los intereses de las élites que cual tren sin conductor arrasa con las ruedas de su egocentrismo la vida de aquellos que viven bajo el yugo de sus intereses. Las élites no son los empresarios, no son los políticos, no son los burócratas, así como tampoco lo somos nosotros. La culpabilidad no es regida, obviamente, por el grupo social en sí -expuestos en mayor o menor grado a ciertas condiciones-. Si piensa lo contrario obviamente usted está condenando al mismo nivel al señor Eduardo Galeano con Paco Marhuenda, al alcalde de Marinaleda con Adolf Hitler, al empresario Robert Owen con Emilio Botín o Rodrigo Rato en el ámbito periodístico, político y empresarial respectivamente. La lucha de clases no es entre empresarios y trabajadores, gobernantes y gobernados –aunque obviamente se ha identificado históricamente esa lucha de clases como tal- la lucha se manifiesta en nuestro día a día entre aquellos que curan la enfermedad y aquellos que la convierten en objeto de beneficio, aquel que ofrece la verdad contra aquel que comercializa su mentira, aquel que otorga su proyecto a la sociedad contra el que explota su idea en el afán de su lucro. Honrados contras delincuentes, honestos contra corruptos, trabajadores contra aprovechados, valientes contra cobardes. Las luces y sombras de la condición humana. Toda ella condicionada por un el sarampión de la humanidad como le hubiera gustado decir a Albert Einstein, pero en este caso no se trata del nacionalismo, sino el capitalismo. 

El capital, entendido como una entidad metafísica es de facto irreal pero que, ideológicamente adquiere su significado en la mente del burgués –vamos a llamarlo aquellos contrapuestos a los valores positivos que hemos mencionado anteriormente-, persiste en su afán de auto-acumulación privando este objetivo solipsista frente a otros que relega como secundarios. Para entenderlo mejor, el afán de lucro priva por encima de cualquier otra consideración que no implique acometer este fin. Cuando el capital persiste en las relaciones económicas este desvirtúa toda noble intención, ya que este se hace valer de la propia necesidad. El capitalismo es el culto al capital por aquellos que ven en él la felicidad. Antes de demonizar la economía de mercado voy a aclarar, con permiso del escritor y literato José Luís Sampedro que esgrimió en su última entrevista la idea que quiero manifestar con su siguiente mención:

"(···) no hay que confundir el capital con el capitalismo. El capital, que es un medio de producción –las máquinas, las mercancías, etc…-, se utilizará siempre en economía porque es indispensable para producir, pero el sufijo ‘ismo’ implica un uso abusivo. Por ejemplo, se dice que un señor es oportuno porque llega en el buen momento, pero cuando hablamos de oportunismo ya hay un sentido peyorativo. Lo paternal es un ambiente encantador, mientras que paternalismo es un abuso de la fuerza de ser padre. El capitalismo es el abuso de quienes tienen el capital.

La idea de comunismo a mi me remite a una idea de fraternidad, hermandad entre iguales, porque para mí todo el mundo merece respeto y dignidad en la realización de su persona en la comunidad sin que esta suponga una inconveniencia para la autorrealización de los demás, lo cual no es así. “La tierra es rica para las necesidades de todos, pero no para la avaricia de algunos”.

Aquí un dedicatorio para aquellos aduladores de la ‘doctrina marxista’ que se hacen valedor de sus ideas para interpretar y juzgar a las personas como un extremista y aquellos que con desdén vilipendian la obra de Marx. Dejemos que les conteste él mismo en el teatro: 

Claman que porque la Unión Soviética colapsó, el comunismo ha muerto.

Menea su cabeza.

¿Saben estos idiotas qué es el comunismo? ¿Creen que un sistema gobernado por un matón que asesina a sus compañeros revolucionarios es comunismo? ¡Scheisskopfen!

Coge un libro de la mesa y lee:

"En lugar de la vieja sociedad burguesa, con sus clases y antagonismos de clases, tendremos una asociación, en la cual el libre desarrollo de cada uno es la condición necesaria para el libre desarrollo de todos." ¿Habéis oído eso? ¡Una asociación! ¿Entienden el objetivo del comunismo? ¡La libertad del individuo! ¡Para su desarrollo, como un ser humano con compasión! ¿Piensan que alguien que se llame a sí mismo comunista o socialista y actúa como un gánster entiende lo que es el comunismo? 

Por Razvan Sebastian Pantea.

viernes, 22 de noviembre de 2013

La violencia

¿Qué tipo de violencia nos es sugerida cuando pensamos en ella? ¿qué violencia es desacreditada? ¿Por qué surge?

La violencia es una realidad que va más allá de la agresión directa, intencionada y física entre personas. La violencia se nos presenta como un hecho inaceptable, carente de virtud, un acto barbárico propio de la incivilización que en nuestras sociedades y en la promoción de los valores que se proyecta en su contra. Mi artículo, a pesar de que se le puede considerar, no es una oda hacia la violencia. El espanto que solemos mostrar ante imágenes de mobiliario urbano incendiado, barricadas o cualquier alteración del orden público es inversamente proporcional al anuncio de supresiones de gasto público en los servicios básicos de la ciudadanía, reformas laborales que precarizan las condiciones laborales, despidos en masa, muertes de hambre, gente buscando en la basura o pidiendo en el metro para dar algo de comer a sus hijos. Hay una cierta incongruencia, incluso hipocresía, por parte de la opinión pública respecto a las manifestaciones de violencia. Pero ¿por qué? Se produce un cortocircuito en el razonamiento de los ciudadanos. Es más fácil juzgar la violencia subjetiva (emanada de los agentes individuales) que identificar la violencia objetiva (nacida del funcionamiento y consecuencias de las instituciones administrativas, jurídicas, económicas, políticas…). Por lo tanto, la gente institucionaliza una serie de valores adquiridos dada por los aparatos ideológicos del Estado, en términos de Louis Althusser, que monopolizan la interpretación de esa respuesta nacida de las condiciones de vida ofrecidas por el sistema predominante y las represiones ejercidas desde las instituciones. Dada esta monopolización, la sociedad es alienada de su entorno y realidad y observa los actos como una perturbación del equilibrio ‘natural’ sin tener consciencia del origen de esta violencia subjetiva. Como diría el activista Malcom X: “Los medios de comunicación harán que odies a los oprimidos y ames a los opresores”.

El terrorismo es claro ejemplo de ello, nace como respuesta en una vertiente ideológica (hacia las estructuras de poder), aunque ese es otro tema. No hace falta ser de Al Qaeda para observar que; gente es desahuciada, 1 de cada 4 niños se encuentra bajo el umbral de la pobreza, gente buscando comida en la basura, trabajadores que se ven obligados a trabajar en condiciones precarias, reducciones de las pensiones, inversiones en armas mientras la educación, sanidad e inversión en I+D es suprimida a los ciudadanos para las aves rapaces que privatizarán los servicios públicos y convertirán el sufrimiento de los ciudadanos en el lucro de sus bolsillos.

La violencia no me llena de orgullo, ni me causa placer, pero ésta se ha convertido en la única vía para la voz de aquellos que han sido ignorados. Ellos obedecen al peor de los amos y el más autoritario de los capataces: la necesidad.

“El que quiera ser águila que vuele, el que quiera ser gusano que se arrastre pero que no grite cuando lo pisen” 
Emiliano Zapata.

Por Razvan Sebastian Pantea.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Estado español, Caza de brujas y anarquismo.

Si bien atendemos a los medios de comunicación nacionales, vemos que en los últimos dos meses han aparecido de repente noticias y sucesos relacionados con el movimiento anarquista. Se trata del llamado “Comando insurreccional Mateo Morral” que, según las autoridades, son los artífices de los atentados en La Catedral de la Almudena de Madrid y del explosivo colocado en la basílica del Pilar en Zaragoza. 

Bien, a simple vista podríamos dar el tema por zanjado y concluir que un grupo anarquista ha cometido estos atentados y ya está. Pero no, tan solo hay que investigar un poco y ver que aquí puede haber gato encerrado. La única prueba física que tenemos sobre este supuesto grupo anarquista es una carta en la que se atribuyen ellos mismos los dos atentados.  Al leer esa carta se puede observar que no hay carga política ni social de fondo y tan solo muestra frases y consignas que responden a un estereotipo anti-sistema muy forzado. A partir de aquí no tenemos ninguna prueba más de la existencia del “Comando insurreccional Mateo Morral”, según la prensa nacional este grupo ‘radical’ (con connotaciones negativas y peyorativas) tiene un año de vida, ‘células’ por todo el Estado español, contactos internacionales  y que actúa como Al-Qaeda. Al ver el potencial con el que se mostraba el supuesto grupo anarquista me decidí a buscar más información por la red y para mi sorpresa este supuesto grupo anarquista no tiene ningún tipo de cuenta en las redes sociales, correo electrónico y ni tan siquiera portal o página Web. Entonces consideré oportuno preguntar a gente metida más a fondo en el ‘mundillo’ anarquista para ver si conocían sobre la existencia del “Comando insurreccional Mateo Morral”. ¡Oh sorpresa! Ninguno de los anarquistas a los que consulté tenía idea sobre la existencia de dicho grupo. Así que esto es lo que tenemos: Un grupo anarquista con un año de vida, con ‘células’ por todo el Estado, con contactos internacionales y que opera de manera similar a Al-Qaeda, pero sorprendentemente con este “curriculum” nadie tiene idea sobre su existencia y no hay rastros de ellos por la red.

Consideramos así que esto debe responder a otra estrategia del Estado español para criminalizar el anarquismo y para poder seguir utilizando una política represiva y de seguridad nacional con una buena excusa. No es casualidad que todo esto venga desde el cese de las armas por parte de ETA. El Estado español se ha dado cuenta de que ETA ya no da más de sí y se ha visto obligado a buscar otro chivo expiatorio. Esto no es nada nuevo en el caso del Estado español, tenemos dos grandes ejemplos en nuestra historia de cómo el Estado ha hecho guerra sucia contra el movimiento anarquista para criminalizarlo. El primer ejemplo nos viene de finales del siglo XIX, cuando el Estado español “creó” un grupo anarquista llamado “La mano negra” al que se le atribuían asesinatos e incendios de cosechas y edificios. ¿Por qué hizo esto el Gobierno de Sagasta? Para tener excusa y llevar a cabo una gran represión en el sur de España ante los incesantes levantamientos campesinos. El segundo ejemplo nos viene de un época no tan lejana, de 1980. Hablamos del famoso “Caso Scala” en el que se culpó a la CNT y la FAI de provocar cuatro muertes (paradójicamente eran cuatro miembros de la CNT) al lanzar cocteles Molotov a la sala de fiestas Scala de Barcelona después de una manifestación, autorizada, que hizo la CNT contra los pactos de la Moncloa. Al final resultó que todo fue un montaje policial en el que se infiltraron policías nacionales en las filas de la CNT para llevar a cabo tal atentado. ¿Por qué se hizo esto? Bien, para criminalizar al anarco-sindicalismo y disminuir la afiliación cenetista mediante esta mala prensa. Aunque fue todo un montaje del Estado y su policía, el anarco-sindicalismo en España se debilitó a causa de estos hechos.

Hasta ahora no se sabe más, pero todo apunta a otra estratagema del Estado español de guerra sucia contra el movimiento anarquista español.


Rodolfo Martín Villa (Ministro de Gobernación con UCD) ante la pujanza de la afiliación a la CNT: “No me preocupa ETA,  quienes de verdad me preocupan son los anarquistas y el movimiento libertario”.   

martes, 19 de noviembre de 2013

La guerra moderna

26 de Junio de 1945,
Carta de las Naciones Unidas: “nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar las generaciones venideras del flagelo de la guerra…”
15 de Noviembre de 2013,
el ayuntamiento de Madrid detiene la huelga de barrenderos y barrenderas contratando a una empresa ajena que haga el trabajo que éstos y éstas legítimamente habían dejado de lado.
Se protesta, pero están claros los intereses del ayuntamiento.
Los trabajadores y trabajadoras se ven obligadas a negociar en posición desigual.
16 de Noviembre de 2013,
la patronal rompe el preacuerdo con los y las trabajadoras a 2 horas de ejecutar el despido masivo.
Más desigual, si cabe, la negociación.
17 de Noviembre de 2013,
se llega a un acuerdo forzoso. Los trabajadores y trabajadoras serán despedidas durante 45 días cada año durante 4 años y sus salarios serán congelados.

¿Deberían aparecer ya los cascos azules de la ONU?
2012,
80.000 familias desahuciadas por Bankia.
Resistencia de éstas en sus casas.
El gobierno manda a los antidisturbios a desahuciarlas.
Entre 2003 y 2011,
han sido asesinadas 605 mujeres por machistas.
La publicidad sexista no cesa.
El gobierno no pone freno.
¿Y nuestra querida OTAN? Espera, se me olvidaba que esas mujeres no son yihadistas, o que en esas casas no hay petróleo.
Noviembre de 2013,
cierre de radiotelevisió valenciana.
Los y las trabajadoras autogestionándose a ellas mismas y al canal.
Reporteros y reporteras saliendo a la calle a informar y no a censurar.
En dos meses estarán en el paro. El gobierno no les apoya.
¿Oyes eso? ¡Es el fantasma de Gibraltar!
Agosto de 2013,
más de 6.500 universitarios y universitarias andaluzas no han podido pagarse la matrícula.
Los mass media cargan contra ellos y ellas cuando hay piquetes, pero no contra los que les impiden que puedan pagarse la matrícula. Esos alumnos que “tienen derecho a ir a clase” pero que se pasan por el forro ese mismo derecho para los y las demás.
Actualidad,
los empresarios, que saben que son innecesarios, deciden. ¿El gobierno? Obedece. Y una ley de "seguridad ciudadana" que penaliza todo tipo de manifestación, aparece. 
En el otro bando: el pueblo, que es sólo débil y sólo es pueblo.
No ha caído ninguna bomba. No hay militares corriendo de un lado a otro. Tampoco hay misiones humanitarias. Pero hay guerra.
Trabajador, trabajadora, di sí a la guerra. Si vis pacem, para bellum.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Igualdad, derecho de herencia y socialismo


Nos dicen que vivimos en igualdad, que todos somos iguales ante la ley y que nadie es más que nadie. Como si Paco el barbero fuera socialmente igual que Emilio Botín. Esto es algo falso, es una mentira monstruosa que crece en el imaginario social.

¿Pero que entendemos por igualdad? ¿Qué igualdad queremos conseguir desde el ala más a la izquierda del espectro político?

Nuestra igualdad social pretende que cada ser humano pueda poseer los medios materiales y morales para desarrollar su humanidad. ¿Cómo conseguir esto? Bien, sería organizar la sociedad de tal manera que todo individuo, sea hombre o mujer, pudiera entrar en la vida y encontrar los medios necesarios para el desarrollo de sus facultades y su oficio. Es decir, que haya una completa igualdad de oportunidades entre todos los individuos desde que se nace. Porque sin esta igualdad de oportunidades es completamente imposible tener una igualdad social real y eficaz. Para mantener la igualdad social se debe, a la vez, organizarla de tal manera que sea imposible la explotación de ningún trabajador.

Si se trata el tema de la igualdad, es de obligado cumplimiento tratar un tema capital: El derecho a herencia. No se llegará a una igualdad social y de oportunidades hasta el preciso momento en que el derecho a herencia sea suprimido, porque mientras este derecho sea existente no habrá igualdad económica y veremos como los individuos heredados no tendrán que hacer tanto esfuerzo para conseguir sus objetivos en la vida como el individuo que no ha heredado nada. Por tanto es el derecho a herencia de capital de todo tipo el que se fulmina la igualdad de oportunidades y en consecuencia, fulmina la igualdad. La vida es como una carrera donde todos deberíamos partir de la misma línea de salida, pero con la existencia de elementos como el derecho a herencia vemos que los heredados comienzan la carrera un poco más adelantados que los demás y teniendo más ventajas desde el principio. Evidentemente, todos esos objetos o “cosas” de valor sentimental y afectivo deben ser considerados como válidos para ser heredados.  En nuestra opinión, la propiedad de los individuos fallecidos debería acumularse a fondos sociales comunitarios para la educación, instrucción y manutención  de los menores hasta que cumplan su mayoría de edad. Nuestras dos ideas principales son: Con el sistema socio-económico actual es imposible establecer una igualdad social real y que para conseguir igualdad plena debe haber igualdad de oportunidades desde que todo individuo nace, y esto es imposible con el derecho a herencia.

“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.  Rosa Luxemburg


jueves, 14 de noviembre de 2013

El mito de Gandhi y el pacifismo en la revolución de India

No existe ni un sólo ejemplo en la historia en el que podamos basarnos para teorizar sobre una posible revolución pacífica. Ni una. Sin embargo, la masa, el pueblo, la gente, opina que sí.


Dicha opinión -falsa-, está fundamentada en un mito muy extendido por entre la sociedad: Gandhi.

La gente, al oír ese nombre, automáticamente piensa: revolución pacífica. ¿Y si no fue así? ¿Y si la independencia de India no fue una revolución pacífica? ¿Y si Gandhi no fue un pacifista? Voy a intentar responder a esas preguntas lo más claro posible.


Pongámonos en contexto: el proceso de independencia de la India empezó en 1857 y terminó un siglo después en 1947. La primera guerra de independencia fue ese mismo año, en 1857, cuando en el ejército británico empezaron a acentuarse las diferencias étnicas entre los cipayos (soldados indios) y los oficiales británicos. Los primeros se amotinaron contra los segundos, pero acabaron aplastados por una respuesta lenta pero efectiva de los británicos.



Posteriormente, entre 1857 y 1909 se produjeron episodios de violencia y represión provocados progresivamente por el creciente nacionalismo, en parte impulsados por el partido del congreso (de tendencia nacionalista), que llamaba a boicotear los productos británicos para ir consiguiendo asientos en los consejos imperiales y provinciales.



No fue hasta que empezó la primera guerra mundial (1914) que ese sentimiento creciente se consiguió apaciguar y esconder con la guerra. India aportó miles de soldados y suministros a los más necesitados. Pero a partir del 1916, el nacionalismo resurgió debido a los impuestos que Gran Bretaña estaba imponiendo en India, y el agravio económico y humanitario que había sufrido India durante la guerra.



El gobierno británico, prediciendo revueltas, puso en marcha en 1917 un plan que otorgaba más autonomía a India, que se materializó en la Ley del Gobierno de la India en 1919 en la cual se contemplaba una dualidad en la administración, mediante la cual concejales indios electos por votación y oficiales británicos designados por la corona compartirían la administración de la India.



Sorprendentemente, después de esta reforma, se impulsó la Ley Rowlattley, cuyo contenido era dotar de extraordinarios poderes al Virrey para reprimir cualquier acto que pudiese ser considerado como sedicioso, lo cual incluía el silenciar la prensa, detener a activistas políticos sin orden judicial y arrestar a cualquier persona que fuese sospechosa de rebeldía. En protesta se llamó a un huelga general en el país, la cual fue el inicio de un creciente descontento con el poder colonial.



A continuación de tal suceso, se produjo un punto de inflexión entorno al conflicto Indio-Británico: la masacre de Amritsar. Abuso de poder por parte de la autoridad británica, que ordenó disparar contra 10.000 indios que se habían congregado para celebrar una fiesta hindú.

Los muertos ascendieron a 379 y los heridos 1137, todo lo cual echó por tierra la esperanza de la autonomía india y la buena voluntad de los indios hacia los británicos después de la Guerra Mundial.


En 1920, con la llegada de Gandhi al partido del congreso, éste se reorganizó y elaboró una nueva constitución, cuyo objetivo final era el "swaraj", es decir la independencia. La membresía en el partido fue abierta para cualquiera que estuviera dispuesto a pagar una suma nominal y la jerarquía de los diferentes comités fue establecida en una forma responsable y disciplinada. De esta forma el partido fue transformado de una organización elitesca en un movimiento nacional que atrajo la participación de millones de indios.



Durante el periodo entre 1920-1930, un revolucionario del distrito de Chittagong en Bengala llamado Surya Sen, que era el presidente del Partido del Congreso en esa región, estableció grupos revolucionarios bajo el nombre de Nueva Era, llevando a cabo una guerra de guerrillas en contra de objetivos británicos (entre ellos la línea ferroviaria Assam-Bengala.



Rápidamente, Gandhi impulsó movimientos de desobediencia (cortar toda cooperación con el gobierno británico) que fueron un total éxito (se unieron unas 10 millones de personas). Ante esto, el gobierno británico intentó volver a hacer reformas constitucionales que añadieran más componentes autonómicos a India, pero éstas fueron rechazadas por los partidos nacionalistas indios. Se decidió que el 26 de enero de 1930 se celebraría el día de la independencia en toda la India, al cual se acogieron un gran espectro de partidos de muy diferentes tendencias.

Gandhi, entonces, en otro de sus movimientos de desobediencia, organizó la famosa marcha de la sal, en protesta contra los impuestos que ahogaban a India sobre la sal. 


En abril de 1930 la violencia se desató en Calculta. Aproximadamente 100.000 personas fueron apresadas en el curso del movimiento de desobediencia entre 1930 y 1931. Mientras Gandhi permanecía en prisión, se llevó a cabo una Conferencia en Londres en noviembre de 1930, sin que el Partido del Congreso estuviese representado. Gandhi fue liberado debido a los estragos económicos que la desobediencia civil estaba causando junto con otros dirigentes indios en enero de 1931.

Dicha campaña se mantuvo hasta 1932.


El 18 de abril de 1932, Surya Sen y las guerrillas que comandaba atacaron el arsenal británico de Chittagong, pero no lograron su objetivo de apoderarse de las armas al ser repelido por los británicos.

El 23 de septiembre atacó el Club Europeo, el cual tenía un notorio letrero que decía “No se admite la entrada de indios o perros”. El ataque no fue totalmente exitoso y el líder de los atacantes se suicidó al ser rodeado por los defensores del lugar. Surya Sen pasó varios meses escondido, siendo apresado el 17 de febrero de 1933. Fue posteriormente juzgado y sentenciado a muerte. Miembros de su partido trataron sin éxito rescatarlo de la prisión, pero fue ahorcado el 8 de enero de 1934.


Seguidamente, en 1939 estalló la segunda guerra mundial, y la entrada de India en ella dividió el país. Subhash Chandra Bose (que hoy en día constituye un ejemplo para las generaciones indias tanto como Gandhi), que se había opuesto drásticamente a la entrada en la guerra, renunció al partido debido a que éste no se pronunció contra dicha guerra y creó otro (Bloque de Avance de Toda la India). Prontamente fue puesto preso pero en 1941 logró escapar, ayudando a los japoneses en su lucha contra Gran Bretaña.



En periodo de entreguerras, Gandhi empezó a impulsar el movimiento "abandonen la India", que pretendía ser el último esfuerzo hacia la independencia India. A diferencia de las otras anteriores revueltas lideradas por Gandhi, ésta fue más controvertida pues la Gran Bretaña estaba envuelta en la Guerra Mundial y, por otra parte, el objetivo era la salida de los británicos de India. Gandhi llamó a la desobediencia total y a actuar como un gobierno independiente a Gran BretañaLos británicos alarmados por el avance japonés (Gandhi había acudido al ejército japones en una demanda de ayuda hacia la independencia) hacia la frontera de Birmania con la India, respondieron aprisionando a Gandhi. El Comité del Partido de Congreso también fue arrestado y puestos presos en el Fuerte de Ahmednagar. También disolvieron al partido. A raíz de estas medidas las protestas se multiplicaron por todo el país. Los trabajadores se declararon en huelga en masa. Sin embargo, no todas las manifestaciones fueron pacíficas; varias bombas estallaron, algunos edificios del gobierno fueron incendiados, la electricidad fue cortada y el transporte fue prácticamente paralizado.

Los británicos rápidamente respondieron con detenciones en masa. Más de 100.000 personas fueron detenidas y diversos manifestantes fueron apaleados en forma pública.


Ya en 1943 Bose creó el ENI (ejército nacional indio) y organizó una guerra contra los británicos en el norte de India, y aunque fueron derrotados duramente, no cesaron en el esfuerzo. Pero llegado el 1945, murió en un accidente aéreo y la guerra terminó cuando los japoneses se rindieron ante los británicos. 

El Partido del Congreso, aun sin haber respaldado a Bose en el uso de la violencia, consideró a los que murieron en la guerra formando parte del ENI como mártires y a los supervivientes como héroes. El Partido estableció un fondo especial para atender a los supervivientes y a los familiares de los fallecidos en combate.


A principios de 1946 todos los detenidos políticos habían sido liberados y los británicos, empujados por un agravio de los recursos económicos, políticos y militares del Imperio británico debido a la guerra, adoptaron una política de negociación con el Partido del Congreso para la independencia de la India, la cual finalmente se logró el 15 de agosto de 1947.



Podemos, terminando y en conclusión, deducir fácilmente que la revolución de India y su independencia no fueron pacíficas. Detrás de Gandhi y su movimiento de desobediencia civil, se encontraron las diferentes guerras de guerrillas, las manifestaciones violentas de los trabajadores en huelga, la guerra del norte de Bose (el gran olvidado, por cierto, en el mito ideal del pacifismo gandhiano occidental), la ayuda del ejército japonés y la Segunda Guerra Mundial, que provocaron que Gran Bretaña se viera en grave peligro económico, político y militar, y tuviera que ceder al gobierno Indio. 

martes, 12 de noviembre de 2013

Cuba, elecciones y democracia

Muchos y muchas afirman que en Cuba existe una férrea dictadura, y que no hay rastro de elecciones libres y democráticas. Nada más lejos de la realidad.

En Cuba (república parlamentaria) existe un sistema electoral de listas abiertas -ya que facilita el carácter elegible, renovable y revocable- en el que se eligen 612 diputados para la asamblea nacional del poder popular (unicameral), uno por cada región. Los procesos electorales son de dos tipos: 



  1. Elecciones generales, en las que se elige a los Diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, su Presidente, Vicepresidente y Secretario al Presidente, Primer Vicepresidente, Vicepresidentes, Secretario y demás miembros del Consejo de Estado a los Delegados a las Asambleas Provinciales y Municipales del poder Popular y a su vez Presidentes y Vicepresidentes. Cada cinco años.
  2. Elecciones parciales, en las que se elige a los Delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular y sus Presidentes y Vicepresidentes. Cada dos años y medio.

La asamblea nacional del poder popular es la que subordina el tribunal supremo popular, la Fiscalía General de la República y la Contraloría General de la República. La Asamblea elige a los máximos representantes de dichos órganos, los que rinden cuentas a ésta de su actividad.

Cada diputado, para serlo, debe ganar en su región con el 50% o más de los votos. Sino, se procede a una reelección o segunda ronda.

El partido no puede, en ningún proceso electoral, proponer, postular ni promover candidatos. Es el propio pueblo, los electores, los que tienen esa facultad, la que ejercen en asambleas públicas en acto libre y soberano. Esto viene unido a la inexistencia de campañas electorales discriminatorias, millonarias, ofensivas, difamatorias y denigrantes. Los candidatos no pueden hacer campañas a su favor.

Pueden crearse partidos o asoaciaciones, pero éstos no se pueden presentar a las elecciones porque, al ser un sistema de listas abiertas, el trabajador (a partir de los 16 años y en el caso de la asamblea nacional del poder popular 18) puede presentarse como candidato, tenga la ideología que tenga, sin necesidad de un partido.

El voto es libre, igual y secreto y cada elector tiene derecho a un solo voto. Tal derecho lo poseen cubanos que hayan cumplido 16 años, excepto los incapacitados mentales previa declaración judicial de su incapacidad y los incapacitados judicialmente por causa de delitos.

Cuba es pues, como podemos ver, en lo político, un sistema democrático con elecciones libres (las urnas son custodiadas simbólicamente por niños y adolescentes) y transparentes en las que se salvaguarda la soberanía del pueblo cubano y se consigue una alta participación debido al carácter mandatario de la asamblea nacional del poder popular, que recibe las decisiones de las asambleas de base del país. Esto queda reflejado en la usual alta participación en las elecciones (en todos los procesos electorales que se han celebrado desde el año 1976, han participado más del 95% de los electores). 


Se rompe, en conclusión, con el mito de la dictadura en Cuba. Por ende, el sistema político cubano hace temblar los cimientos de la democracia representativa parlamentaria y multipartidista occidental, en la que dos partidos económicamente no tan distantes se turnan en el poder y eligen por el ciudadano con el pretexto de la representatividad. Esto permite que la producción, por otro lado, quede a cargo de los  y las trabajadoras, que la gestionan en asambleas.


«Nosotros no le decimos al pueblo: ¡cree! Le decimos: ¡lee! La reacción no le dice lee, sino cree.»

Fidel Castro




jueves, 7 de noviembre de 2013

Hitler y las elecciones

Hoy, un compañero de clase, que intentaba argumentar que el acceso al voto debía ser condicionado por un examen cultural, ha aludido a la supuesta toma del poder democráticamente por parte de Hitler.
No es la primera vez que escucho esta barbaridad, ni probablemente sea la última. Por eso he querido poner mi grano de arena y explicar por qué esa afirmación es totalmente falsa.
Siendo Alemania una república en la que había un presidente y un presidente de la república,  habiendo celebrado ya la segunda ronda de las elecciones presidenciales (10 abril del 32), y siendo ya Von Hindenburg el presidente de la república, se celebraron en Julio del 32 las elecciones al parlamento cuyos resultados fueron los siguientes:
NSDAP: 230
SPD: 133
KPD: 89
Como puede verse, el NSDAP no consiguió la mayoría absoluta (305 escaños sobre 608). Hindenburg, ante eso, le dió el poder a Papen, que era el que lo ostentaba antes de las elecciones. Y con estos resultados se reiniciaron las actividades del reichstag, que fueron inmediatamente paralizadas por una moción de confianza por parte del NSDAP, y la consiguiente llamada a convocar otra vez elecciones por parte de Hindenburg, cuyos resultados fueron:
NSDAP: 196
SPD:121
KPD: 100
Dichas elecciones, celebradas en Noviembre, habían dado tiempo a los nazis de ejercer terrorismo callejero contra comunistas y socialistas (muy perjudicial para la libertad de las elecciones), junto con el recibo de grandes donaciones privadas al partido.
Hindenburg, al ver que Papen ya no tenía apoyo, nombró canciller a un militar influyente llamado Schleicher. Personaje que no consiguió sostener la república entre la inestabilidad interior y la quema del reichstag por parte de los nazis. Hecho que provocó la suspensión de ciertos derechos constitucionales cuyo decreto impulsó Hindenburg.
Y aún con eso, cuando en el 33 se celebraron las últimas elecciones en las que el NSDAP, tampoco consiguió obtener mayoría absoluta, pero sí la cancillería gracias a Hugenberg del partido nacionalista. Lo cual no era suficiente para acabar con la democracia, ya que se necesitaba un 66,6% del parlamento.
Esto lo consiguieron con una ley que declaró el arresto de 80 socialdemócratas, lo que disminuyó el número de parlamentarios necesarios para obtener el poder absoluto del reichstag.
La ley habilitante, que era la que iba a deponer la democracia, necesitaba el apoyo de Hindenburg, el cual finalmente obtuvo. Y ya cuando Hindenburg murió, Hitler usurpó la presidencia de la república de Weimar, que le daría el poder absoluto.
Es pues, y como podemos observar en conclusión, que no podemos decir que Hitler asumiera el poder democráticamente. Ni en el caso del reichstag, debido al terrorismo y a la quema de éste, ni obviamente en el caso de la presidencia de la república.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Cataluña, independencia y libertad

¿Tiene Cataluña derecho a la autodeterminación de su territorio y de su población? Desde nuestro punto de vista, y desde cualquier punto de vista que abogue por la libertad, sí que la tiene pero no por motivos nacionalistas, ni por cultura ni por su historia. Para nosotros Cataluña tiene derecho a su libre autodeterminación porque creemos que toda comunidad de individuos debe tener derecho a decidir su propio destino sin que ningún poder exterior les obligue a permanecer en una comunidad política y económica donde ya no se quiere estar. ¿Por qué una autoridad puede obligar a la comunidad catalana a mantenerse dentro de la unidad política del Estado español? Esto es lo que no aceptamos, que se obligue a Cataluña a mantenerse en un proyecto político donde, obviamente, no quiere participar. Desde el bando anarquista y comunista no hay una idea clara sobre qué votar en la consulta, pero lo que si hay claro es el derecho a que se haga dicha consulta.

Desde las Españas algunos claman contra la inconstitucionalidad de la secesión de Cataluña, u otro territorio del Estado español, y avisan de que si se celebra tal consulta, esta debe ser votada por todo el pueblo español puesto que en este último reside la soberanía. Bien, parece lógico eso que se clama desde la meseta, pero ¿es cierto? Desde nuestro punto de vista el futuro de Cataluña tan solo deben elegirlo los propios catalanes. ¿Se imaginan que para eliminar la esclavitud se tomara en cuenta la opinión de los esclavistas? ¿Se imaginan que para eliminar el machismo se tomara en cuenta la decisión de los maltratadores? O un ejemplo mejor aún: Imaginen que su hijo/a al cumplir dieciocho años decide emanciparse de casa e irse a vivir solo/a ¿a algún padre o madre se le ocurriría poner a votación de toda la familia si su hijo/a puede irse de casa? Sería absurdo puesto que el que quiere irse o “emanciparse” debe decidirlo de manera individual sin depender de la opinión o poder de terceras personas/instituciones. Dejamos claro entonces que tan solo la comunidad catalana tiene derecho sobre si misma a decidir su porvenir en la historia.

“Cada nación, grande o pequeña, tiene el indiscutible derecho a ser ella misma, a vivir de acuerdo con su propia naturaleza”.  Mijaíl Bakunin.

“El patriotismo del pueblo no es solo una idea, es un hecho; pero el patriotismo político, el amor al Estado, no es la expresión fiel de este hecho: es una expresión distorsionada por medio de una falsa abstracción, siempre en beneficio de una minoría explotadora”. Mijaíl Bakunin.


sábado, 26 de octubre de 2013

¿Es la sociedad el reflejo del sistema o es el sistema el reflejo de la sociedad?

Mitos hay muchos, pero éste es uno de los más importantes y más arraigados que existen hoy en día entre las generaciones jóvenes y no tan jóvenes: el sistema es el reflejo de la sociedad que tenemos. Es lo que nos merecemos.

Empecemos por decir que tal afirmación es un simplismo y una negación histórica del tamaño del sol. Lo siguiente que podemos hacer es ver el porqué. Y lo podemos hacer recurriendo al punto concreto en el que el sistema nació.

Situémonos en los s.XVI y s.XVII en los que el capitalismo comercial estaba ya floreciendo. Este hecho no se dio por ciencia infusa, sino por el descubrimiento de nuevos canales de comercio precedidos por grandes expediciones. Esto permitió que el comercio se asentara y comenzara a nacer una burguesía en determinados países, que fue la que creo, asentó y perpetuó su sistema con sus consiguientes revoluciones.

Tal hecho pues, evidencia que una parte de la sociedad creó el sistema, pero no significa que fuese toda ella. La clase trabajadora, por el contrario, nació del sistema. De un sistema que necesita clases sociales. Y que se vio obligada a trabajar por la coacción de estados absolutistas.  


Es por eso que, en conclusión, podemos afirmar que es falso que tengamos lo que nos merecemos, ya que el sistema es el reflejo de la clase burguesa, pero no de la trabajadora (siendo ésta, por el contrario, reflejo del sistema). Poniendo de relieve, de paso, que no podemos englobar a las dos clases como un todo (sociedad).

viernes, 25 de octubre de 2013

Dependencia social y pseudoindividualismo en un Estado actual

"Yo tengo derecho a clase, tu tienes derecho a huelga". Y él no tiene derecho a carrera porque no tiene dinero para pagarla.

Empiezo así para tratar un tema actual sobre el que se está hablando estos días: los piquetes.

Se os olvida que vivimos en sociedad, y que el hecho de no protestar por algo y no ser una mayoría poderosa, perjudica a unos. Como decía Ulrike Meinhof "protesto cuando digo que no seguiré colaborando, resisto cuando me ocupo de que los otros tampoco colaboren". Porque que unos no hagan huelga, perjudica a otros que no pueden acceder a una educación. ¿Paradójico, no? Los eskiroles (y los llamo así para que nos entendamos) protestando porque los piquetes no les dejan estudiar, pero a la vez ellos mismos provocando que otros no puedan estudiar al no protestar. ¿Quién no está respetando a quién? ¿Quién está empujando, imponiendo o violentando a quién? Y lo más importante, entonces, ¿quiénes son los piquetes aquí?

No es solidaridad obligada, es recordar que vivimos en un estado, y que mi vida está sujeta a la de mi vecino y a la tuya. Que si unos no se levantan, otros simplemente no viven. No os llaméis demócratas, porque en realidad no queréis vivir en sociedad.

Y si tanto os molesta, eliminad los estados y ya no dependeréis de nadie. Ya nadie se verá privado de nada por el hecho de que vosotros no protestéis ni resistáis.

Esta pequeña reflexión ha sido escrita para darle difusión por las redes con el objetivo de ofrecer una visión total de la huelga estudiantil y sus características, al contrario de lo que se está promoviendo. 

domingo, 20 de octubre de 2013

Violencia, liberación y revolución.

Estamos acostumbrados a oír desde los medios de comunicación que cualquier violencia es mala, que la violencia genera más violencia y que en el siglo XXI la violencia no puede ser tolerada, el propio Poder ha perfeccionado sus aparatos ideológicos y propagandísticos para difundir estos mensajes de paz. Casualmente estas frases “ghandianas” suelen provenir de las instituciones del propio Estado que no deja de ser la institución más violenta por naturaleza; quién sabe si inculcar la no-violencia en la el imaginario social es una forma de mantenernos pasivos ante cualquier injusticia y no cuestionar el ‘statu quo’. Pero hay que intentar pensar más allá de la manipulación del Estado y sus medios de comunicación, ni todas las violencias son iguales ni todas las violencias tienen el mismo fin.

¿Cuándo es legitima un a violencia? ¿Cuándo estamos justificados a utilizar la violencia? La violencia siempre es legítima cuando se trata de un acto de auto-defensa. El subordinado, el oprimido (ya sea un colectivo o un individuo) o el esclavo está constantemente en una situación injusta frente a su patrón, amo u opresor, y por ende estará justificado para utilizar la violencia como modo de liberación. Imagínense que ustedes van por la calle y dos maleantes le intentan agredir sin motivo justificado, lo más normal y justo es que ustedes se puedan defender con  violencia ¿verdad? Pues el esclavo o el oprimido también deben usar la violencia de manera legítima para desligarse de su subordinación. Así que la violencia siempre es justificable cuando sirve para defenderse a uno mismo o a los demás. Siempre hablaremos de violencia desde un punto de vista defensivo, no nos interesa la violencia autoritaria impuesta por los opresores contra los oprimidos, esta última violencia es la que repudiamos constantemente.

No se trata de ser violento o no, se trata de una cuestión de dignidad, todos los individuos y colectivos oprimidos que quieran mantener su dignidad deberán rebelarse contra la bota opresora que les presiona la cabeza. Algunos dirán: “Acabemos con el poder establecido desde la legalidad y el pacifismo, no a la violencia”. Son tan osados al proclamar tal consigna que caen en un gran error; no puedes derrocar el poder mediante la legalidad, ya que esa legalidad ha sido establecida por el propio poder para mantenerse en el tiempo. Por tanto todo individuo o comunidad oprimidas que quiera cambiar su situación de subordinación deberá salirse de la legalidad en menor o mayor grado según sea el nivel de subordinación que sufren.  Por ejemplo, a una comunidad solo le podrá hacer falta la desobediencia civil y a otro colectivo le puede hacer falta una guerra civil contra el bando opresor. El límite de esta opresión por parte de un Estado o la clase capitalista vendrá dado por la resistencia que ofrezca el pueblo.

Tenemos muchos ejemplos de cómo a lo largo del siglo XX se ha salido de la legalidad para acabar con la imposición del Estado y la clase dominante.  Los afroamericanos de USA, al verse oprimidos y considerados inferiores crearon grupos armados y políticos de resistencia tales como los “Black Panthers” (panteras negras) que se organizaron en barrios autogestionados para acabar con la supremacía blanca. Otro ejemplo más próximo y más “suave” lo tenemos en Catalunya, concretamente en Barcelona. En el barrio de la Trinitat o Nou Barris se secuestraban autobuses para reclamar que llegara el transporte público a sus barrios, y lo consiguieron. Obviamente hay miles y miles de casos durante la historia de la humanidad de como mediante la desobediencia y la violencia se han conseguido restar la opresión que se ejerce sobre las clases populares de la sociedad.

El camino hacia la libertad no se puede hacer “con guantes de seda” que diría Iosif Stalin. Para conseguir esa libertad será necesaria la violencia y/o la desobediencia civil, porque es una ingenuidad pensar que los privilegiados y poderosos reconozcan el mal que causa su poder y sus privilegios y renuncien a ellos voluntariamente.  Habremos de salirnos de la legalidad, si es que se quiere la libertad, usando la violencia y/o la desobediencia para poner fin a la mayor violencia que son el Estado Moderno y la clase dominante capitalista que tiene esclavizados, subordinados y oprimidos a la mayoría de la humanidad.

“La violencia liberadora (revolucionaria) es la única manera de poner fin al sufrimiento diario de las masas y a la crueles tragedias que azotan la humanidad”. Errico Malatesta.


jueves, 10 de octubre de 2013

La falacia del liberalismo político: "el estado protege nuestros derechos"

Según el liberalismo político, la función del estado es proteger los derechos del individuo (Locke, 2004). Pero, echemos un vistazo hacia atrás y veamos el porqué de la necesidad de un ente superior que vele por el pueblo.

viernes, 4 de octubre de 2013

Anarquismo, caos y desorden.

¿Cuántas veces habremos oído la afirmación “el anarquismo es caos y desorden” o “sin Gobierno nos mataríamos unos a los otros”? Sin duda, este tipo de dogmas han estado y siguen estando al orden del día, como si el espíritu de Hobbes nos poseyera con su famoso “Homo Homini Lupus”.
Bien, expliquemos primero el significado de la palabra Anarquía; Por un lado tenemos “an”: ‘Ausencia de’. Y por el otro “arquía”: ‘Gobierno o Estado’.
Es ya desde la Antigua Grecia que por parte de los que ostentan el poder, se intenta calumniar a cualquiera que ponga en duda la existencia y función de dicho Poder y Gobierno. Queda en evidencia por tanto que desde hace siglos, fue y es deber de los poderosos hacer creer a todas las generaciones que tan solo mediante un Gobierno y una autoridad se puede consolidar una sociedad “ordenada”. Es por eso que, si la gente cree que Gobierno es igual a orden, también creerán que sin Gobierno habrá desorden. Y nada más lejos de la realidad. Casualmente la gente que suele afirmar que el anarquismo es caos y desorden es o gente poderosa que recurre al engaño y a extender el gen de la desinformación para mantener su status o bien son personas que no han leído teoría anarquista y se ha infectado con ese gen de la desinformación.
No es mi intención hacer aquí una clase de historia, pero sí que podemos recordar que en ella ya se han consolidado sociedades libertarias, como por ejemplo La Makhnovia de Ucrania que duró de 1917 hasta 1921, o las distintas zonas de España (Cataluña, Valencia o Aragón) que durante los años ’30 se conformaron en una sociedad anarquista, o la famosa Comuna de Shinmin en Corea. Casualmente los ejemplos de sociedades anarquistas en la historia no sucumbieron porque generaran desorden o caos, sino porque, por desgracia, no pudieron resistir a los ataques imperialistas, capitalistas y leninistas que venían desde el exterior. Estos hechos históricos demuestran que sociedad libertarias o anarquistas son de por sí, viables.
Pero dejemos la historia y volvamos al principio. Como ya hemos visto, una de las mejores armas que tiene todo Estado o Gobierno es la de hacer creer a su pueblo que sin su ausencia todo sería caos y destrucción.  Esta simple manipulación les sirve, de entrada, para seguir viviendo a costa de todo un pueblo y de su trabajo y sudor. No deja de ser cínico que un Estado o Gobierno se esconda tras la fachada de un “Padre protector” que vela por nuestra seguridad y nuestro bienestar cuando lo único que hace es mantenerse por la violencia y coacción para vivir a nuestra costa, a costa de millones de personas. Llegados a este punto, podemos –y debemos- afirmar que anarquía no significa ausencia de orden, sino ausencia de líderes y ausencia de autoridad y coacción.  Porque el único orden que puede funcionar es el orden basado en pactos y tratos voluntarios, si el orden es impuesto por la violencia, pueden estar seguros que fallará como en la actualidad.
¿Qué es el orden en un sistema Estatal como el actual? Pues bien, para ellos el orden es la mujer vendiendo su cuerpo por no poder dar de comer a sus críos; es el minero sepultado para engordar los bolsillos de los capitalistas; es el niño viviendo en las calles en medio de la violencia y el hambre; es el obrero dejándose más de la mitad de su trabajo para beneficio del burgués explotador; es la destrucción del medio ambiente y de los animales para aumentar las arcas del capital… Si este es el “orden” que nos imponen ¡claro que deseamos su destrucción!

Es desde la propia institución estatal que, desde hace siglos, se ha intentado –y se ha conseguido- que la palabra anarquía se utilice para designar contextos caóticos y de descontrol.
El Estado mantiene su “orden” mediante la violencia a todo aquel que lo cuestione mientras que  el anarquismo se basa en la razón, en el raciocinio del ser humano y es por eso que el ideal anarquista nunca se puede imponer por la fuerza o de manera autoritaria, como dijo Librado Rivera: Los anarquistas no imponemos las ideas que sustentamos, sólo las exponemos”.
Ser anarquista consiste en abrazar a la humanidad y a la razón, y que nuestras decisiones sean tomadas por nosotros mismos en vez de delegar nuestro destino en un Estado, Gobierno o “representantes”. Ser anarquista es considerar la libertad (tanto individual, como colectiva) el bien más preciado y respetado. Ser anarquista consiste en considerar al individuo –y seguidamente al colectivo como únicos soberanos de su propio destino y futuro mediante pactos voluntarios y no impuestos.
Algunos llamarán violentos a los anarquistas. Ante esto debo decir lo siguiente: En el “orden” actual se derivan diferentes tipos de violencia. Pobreza, hambre, marginación social, muerte de millones de personas por hambre y destrucción del medio ambiente. Es precisamente estos tipos de violencia las que son rechazadas por el ideal anarquista. Romper escaparates de multinacionales o grandes bancos tan solo son actos simbólicos. Aun así  acusan de violentos a los anarquistas. Pero ellos, los anarquistas, tan solo destruyen seres inanimados que no sufren ni sienten, en cambio, los indígenas americanos, el Pueblo Mapuche, el niño que trabaja en una mina o la propia naturaleza sí que están vivos y sus sufrimientos son muy reales.
Lloráis y os indignáis cuando vibran los cristales de un banco, pero no decís nada cuando ese banco destroza la vida de familias enteras.
De todos modos habría que diferenciar dos tipos de violencia: la violencia autoritaria que nace de una autoridad con el fin de someter a un individuo o colectivo y la violencia revolucionaria o liberadora. Pero este tema en concreto lo trataré en el siguiente artículo.


"La anarquía es la máxima expresión del orden, sin coacciones ni violencias". Elisée Reclus.


viernes, 27 de septiembre de 2013

Cárceles, rehabilitación y degradación del individuo.

El tema de las cárceles y centros penitenciarios siempre ha sido un tema de donde sacar mucho ‘jugo’, sobre todo por parte de los teóricos del ala más libertaria de la izquierda. Pero si nos fijamos en la sociedad actual, parecería una locura poner en duda la existencia, en este u otro tipo de sistema, de centros penitenciarios para esa gente “mala”. Porque así es, a los individuos nos enseñan desde pequeños que son los “malos” los que van a la cárcel, dando a entender que los que no van a la cárcel son personas “buenas” lo cual es una tremenda equivocación. No podemos-ni debemos- poner en el mismo rango las cárceles (y su función) del siglo XVIII con las del siglo XXI, esto sería en esencia un grave error del análisis del propio derecho penal de cada contexto histórico y de cada sociedad. No es hasta el siglo XIX cuando la originaria esencia religiosa del derecho penal tan solo buscaba una “venganza social” hacía el criminal que cometía un mal a la sociedad o a la moral de esta, no había nada más como resultado en la pena aplicada al individuo en cuestión, tan solo venganza. No es hasta el siglo XIX que se nos empieza a decir que ya no se busca la venganza hacia el criminal, sino que se busca una ‘rehabilitación’ del individuo para que no vuelva a reincidir y ya de paso, los demás individuos se lo piensen dos veces antes de cometer un delito. Hay que decir que eso es una tremenda ilusión, lo único que se consigue a partir del siglo XIX es, tan solo, delimitar la venganza para que no sobrepase más allá del criminal y de paso ajustar la contundencia de la pena a la gravedad del delito cometido.

Cuando leemos y ahondamos en el tema de los sistemas penitenciarios nos viene, desde un punto de vista sociológico, las siguientes cuestiones: ¿Sirven las cárceles para bajar el índice de criminalidad? ¿Realmente ‘rehabilitan al individuo estas cárceles?. Estas serían dos de las cuestiones que más me vienen a la cabeza. ¿Porque seguimos manteniendo un o este sistema penitenciario si la gente ‘mala’ sigue cometiendo delitos y crímenes? No hace falta ser un lince para, después de unos cuantos análisis, ver que el conjunto de sistemas penitenciarios están superpoblados de gente mayoritariamente proveniente de las clases bajas y populares (este hecho es mucho más presente en países del ‘Tercer Mundo’), y el Estado o sistema en general sigue prefiriendo masificar a la gente en cárceles en vez de atacar al problema de la delincuencia desde la raíz. ¿Por qué no le interesa a la clase mandataria atacar-y solucionar- de raíz la criminalidad? Porque evidentemente, eso supondría hacer un cambio en el statu quo actual, un cambio de sistema, lo cual no interesa para nada a las clases mandatarias y dirigentes.

Así que vemos, que sea cual sea el sistema penitenciario, la criminalidad siempre se mantiene más o menos igual. Por muchos cambios que se haga en un sistema penitenciario nunca dará buenos resultados, las conductas anti-sociales siguen apareciendo. La cárcel sin duda a lo único que contribuye es a que el criminal sea menos capaz de adaptarse a la sociedad. Esas personas que se encierran en centros penitenciarios, al ser privados de su libertad, lo único que se consigue es que se degrade su humanidad (aún más) sin experimentar ninguna mejora en su persona. Llegados a este punto vemos que es la propia cárcel la que cultiva más delincuentes.

Hay que hacer hincapié de que a la cárcel van(o suelen ir) los más pequeños infractores y criminales que puede dar la sociedad. Con el sistema capitalista y estatal actual vemos que los individuos que provocan grandes males a la sociedad, no van a la cárcel e incluso llegan a gozar de poder, privilegios, honor y respeto social. El que roba una caja fuerte irá de seguro a la cárcel, en cambio vemos que el que estafa o roba a gran parte de la sociedad mediante ‘las malas artes de la banca privada’ no va a la cárcel, incluso será defendido por el poder político si este último tiene intereses ocultos con el primero. Como he dicho antes, tan solo hay que ver que la mayoría de presos son provenientes de las clases populares y más desfavorecidas, que de seguro de haber tenido una mejor educación y no tener que sufrir la desigualdad del sistema capitalista no hubieran concurrido estos actos criminales.

Hagámonos esta pregunta: ¿Si queremos reinsertar en la sociedad a un criminal, como lo vamos a conseguir si lo aislamos de todo contacto social? Es algo ilógico pero déjenme que responda a esta cuestión con unas sabias palabras de Piotr Kropotkin: “En la vida sombría del preso, sin pasión ni emoción, se atrofian en seguida los buenos sentimientos”.

Otro de los grandes males que causa el sistema penitenciario son los efectos negativos sobre el individuo a causa de la incomunicación y contacto con la sociedad que tiene este. Será imposible para cualquier individuo su rehabilitación si se encuentra incomunicado del resto de la sociedad y tan solo puede ver a sus familiares (si tiene) durante un breve tiempo. Como bien explica Piotr Kropotkin en su pequeño libro “Las Cárceles y su Influencia Moral Sobre Los Presos” esta incomunicación del preso le provoca una disminución de la “vida nerviosa” a causa de la falta de impresiones que recibe el cerebro. Esto es lógico y entendible si pensamos que viviendo en libertad, nuestro cerebro recibe millones y millones de estimulaciones a causa del ajetreado ritmo de la ciudad o la gran cantidad de formas, colores, ruidos y olores que recibimos en las poblaciones más rurales. Es a causa de la perdida de todas esas impresiones, que el individuo en prisión experimenta una deceleración de su propia actividad cerebral y nerviosa. Por suerte esto varía según el Estado donde se ubique el centro penitenciario.

No olviden que el análisis que intentamos hacer es el de la imposibilidad de rehabilitar a un preso por la naturaleza degradante de las prácticas de las cárceles. Algo que no hay que olvidar es el trato a los presos. El hecho de que un individuo sea tratado no como una persona, sino como un mero numero ya lo degrada per sé. El individuo en cuestión se verá sometido siempre a la más estricta autoridad y disciplina, siendo castigado si infringe lo más mínimo esa autoridad o disciplina. Por no olvidar esa humillante y terrible practica que se lleva a cabo en algunas cárceles estadounidenses (por suerte, no en todas), donde se obliga al preso a llevar vestimentas que son consideradas ridículas o humillantes, como por ejemplo los trajes rosas.

Analizando estas características propias de las cárceles vemos-y queda claro- que es imposible que se rehabilite a un preso con tales sistemas penitenciarios.

En resumen, los centros penitenciarios no ‘curan’ los actos criminales, en todo caso los mantienen e incluso los multiplica. Y lo más importante de todo, no olvidar que la primera y más grande consecuencia que tienen las cárceles son las de la degradación, primero, del individuo y seguidamente de la sociedad. 

Piénsenlo, compañeros. ¿Quieren para nuestro mundo un sistema penitenciario que no arregla los actos antisociales y que solo busca la venganza? ¿O prefieren atacar el problema de raíz cambiando el sistema económico, político, educativo y social? Reflexionen y decidan.