Si bien atendemos a los medios de comunicación nacionales,
vemos que en los últimos dos meses han aparecido de repente noticias y sucesos
relacionados con el movimiento anarquista. Se trata del llamado “Comando
insurreccional Mateo Morral” que, según las autoridades, son los artífices de
los atentados en La Catedral de la Almudena de Madrid y del explosivo colocado
en la basílica del Pilar en Zaragoza.
Bien, a simple vista podríamos dar el tema por zanjado y
concluir que un grupo anarquista ha cometido estos atentados y ya está. Pero
no, tan solo hay que investigar un poco y ver que aquí puede haber gato
encerrado. La única prueba física que tenemos sobre este supuesto grupo
anarquista es una carta en la que se atribuyen ellos mismos los dos
atentados. Al leer esa carta se puede
observar que no hay carga política ni social de fondo y tan solo muestra frases
y consignas que responden a un estereotipo anti-sistema muy forzado. A partir
de aquí no tenemos ninguna prueba más de la existencia del “Comando
insurreccional Mateo Morral”, según la prensa nacional este grupo ‘radical’
(con connotaciones negativas y peyorativas) tiene un año de vida, ‘células’ por
todo el Estado español, contactos internacionales y que actúa como Al-Qaeda. Al ver el
potencial con el que se mostraba el supuesto grupo anarquista me decidí a
buscar más información por la red y para mi sorpresa este supuesto grupo
anarquista no tiene ningún tipo de cuenta en las redes sociales, correo
electrónico y ni tan siquiera portal o página Web. Entonces consideré oportuno
preguntar a gente metida más a fondo en el ‘mundillo’ anarquista para ver si
conocían sobre la existencia del “Comando insurreccional Mateo Morral”. ¡Oh
sorpresa! Ninguno de los anarquistas a los que consulté tenía idea sobre la
existencia de dicho grupo. Así que esto es lo que tenemos: Un grupo anarquista
con un año de vida, con ‘células’ por todo el Estado, con contactos
internacionales y que opera de manera similar a Al-Qaeda, pero
sorprendentemente con este “curriculum” nadie tiene idea sobre su existencia y
no hay rastros de ellos por la red.
Consideramos así que esto debe responder a otra estrategia del
Estado español para criminalizar el anarquismo y para poder seguir utilizando
una política represiva y de seguridad nacional con una buena excusa. No es
casualidad que todo esto venga desde el cese de las armas por parte de ETA. El
Estado español se ha dado cuenta de que ETA ya no da más de sí y se ha visto
obligado a buscar otro chivo expiatorio. Esto no es nada nuevo en el caso del
Estado español, tenemos dos grandes ejemplos en nuestra historia de cómo el
Estado ha hecho guerra sucia contra el movimiento anarquista para
criminalizarlo. El primer ejemplo nos viene de finales del siglo XIX, cuando el
Estado español “creó” un grupo anarquista llamado “La mano negra” al que se le
atribuían asesinatos e incendios de cosechas y edificios. ¿Por qué hizo esto el
Gobierno de Sagasta? Para tener excusa y llevar a cabo una gran represión en el
sur de España ante los incesantes levantamientos campesinos. El segundo ejemplo
nos viene de un época no tan lejana, de 1980. Hablamos del famoso “Caso Scala”
en el que se culpó a la CNT y la FAI de provocar cuatro muertes
(paradójicamente eran cuatro miembros de la CNT) al lanzar cocteles Molotov a
la sala de fiestas Scala de Barcelona
después de una manifestación, autorizada, que hizo la CNT contra los pactos de
la Moncloa. Al final resultó que todo fue un montaje policial en el que se
infiltraron policías nacionales en las filas de la CNT para llevar a cabo tal
atentado. ¿Por qué se hizo esto? Bien, para criminalizar al anarco-sindicalismo
y disminuir la afiliación cenetista mediante esta mala prensa. Aunque fue todo
un montaje del Estado y su policía, el anarco-sindicalismo en España se
debilitó a causa de estos hechos.
Hasta ahora no se sabe más, pero todo apunta a otra
estratagema del Estado español de guerra sucia contra el movimiento anarquista
español.
Rodolfo Martín Villa (Ministro de Gobernación con UCD) ante
la pujanza de la afiliación a la CNT: “No me preocupa ETA, quienes de verdad me preocupan son los
anarquistas y el movimiento libertario”.
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