"Yo tengo derecho a clase, tu tienes derecho a huelga". Y él no tiene derecho a carrera porque no tiene dinero para pagarla.
Empiezo así para tratar un tema actual sobre el que se está hablando estos días: los piquetes.
Se os olvida que vivimos en sociedad, y que el hecho de no protestar por algo y no ser una mayoría poderosa, perjudica a unos. Como decía Ulrike Meinhof "protesto cuando digo que no seguiré colaborando, resisto cuando me ocupo de que los otros tampoco colaboren". Porque que unos no hagan huelga, perjudica a otros que no pueden acceder a una educación. ¿Paradójico, no? Los eskiroles (y los llamo así para que nos entendamos) protestando porque los piquetes no les dejan estudiar, pero a la vez ellos mismos provocando que otros no puedan estudiar al no protestar. ¿Quién no está respetando a quién? ¿Quién está empujando, imponiendo o violentando a quién? Y lo más importante, entonces, ¿quiénes son los piquetes aquí?
No es solidaridad obligada, es recordar que vivimos en un estado, y que mi vida está sujeta a la de mi vecino y a la tuya. Que si unos no se levantan, otros simplemente no viven. No os llaméis demócratas, porque en realidad no queréis vivir en sociedad.
Y si tanto os molesta, eliminad los estados y ya no dependeréis de nadie. Ya nadie se verá privado de nada por el hecho de que vosotros no protestéis ni resistáis.
Esta pequeña reflexión ha sido escrita para darle difusión por las redes con el objetivo de ofrecer una visión total de la huelga estudiantil y sus características, al contrario de lo que se está promoviendo.
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