Estamos acostumbrados a oír desde los medios de comunicación
que cualquier violencia es mala, que la violencia genera más violencia y que en
el siglo XXI la violencia no puede ser tolerada, el propio Poder ha
perfeccionado sus aparatos ideológicos y propagandísticos para difundir estos
mensajes de paz. Casualmente estas frases “ghandianas” suelen provenir de las
instituciones del propio Estado que no deja de ser la institución más violenta
por naturaleza; quién sabe si inculcar la no-violencia en la el imaginario
social es una forma de mantenernos pasivos ante cualquier injusticia y no
cuestionar el ‘statu quo’. Pero hay que intentar pensar más allá de la
manipulación del Estado y sus medios de comunicación, ni todas las violencias
son iguales ni todas las violencias tienen el mismo fin.
¿Cuándo es legitima un a violencia? ¿Cuándo estamos
justificados a utilizar la violencia? La violencia siempre es legítima cuando
se trata de un acto de auto-defensa. El subordinado, el oprimido (ya sea un
colectivo o un individuo) o el esclavo está constantemente en una situación
injusta frente a su patrón, amo u opresor, y por ende estará justificado para
utilizar la violencia como modo de liberación. Imagínense que ustedes van por
la calle y dos maleantes le intentan agredir sin motivo justificado, lo más
normal y justo es que ustedes se puedan defender con violencia ¿verdad? Pues el esclavo o el
oprimido también deben usar la violencia de manera legítima para desligarse de
su subordinación. Así que la violencia siempre es justificable cuando sirve
para defenderse a uno mismo o a los demás. Siempre hablaremos de violencia
desde un punto de vista defensivo, no nos interesa la violencia autoritaria
impuesta por los opresores contra los oprimidos, esta última violencia es la
que repudiamos constantemente.
No se trata de ser violento o no, se trata de una cuestión
de dignidad, todos los individuos y colectivos oprimidos que quieran mantener
su dignidad deberán rebelarse contra la bota opresora que les presiona la
cabeza. Algunos dirán: “Acabemos con el poder establecido desde la legalidad y
el pacifismo, no a la violencia”. Son tan osados al proclamar tal consigna que
caen en un gran error; no puedes derrocar el poder mediante la legalidad, ya
que esa legalidad ha sido establecida por el propio poder para mantenerse en el
tiempo. Por tanto todo individuo o comunidad oprimidas que quiera cambiar su
situación de subordinación deberá salirse de la legalidad en menor o mayor
grado según sea el nivel de subordinación que sufren. Por ejemplo, a una comunidad solo le podrá
hacer falta la desobediencia civil y a otro colectivo le puede hacer falta una
guerra civil contra el bando opresor. El límite de esta opresión por parte de
un Estado o la clase capitalista vendrá dado por la resistencia que ofrezca el
pueblo.
Tenemos muchos ejemplos de cómo a lo largo del siglo XX se
ha salido de la legalidad para acabar con la imposición del Estado y la clase
dominante. Los afroamericanos de USA, al
verse oprimidos y considerados inferiores crearon grupos armados y políticos de
resistencia tales como los “Black Panthers” (panteras negras) que se
organizaron en barrios autogestionados para acabar con la supremacía blanca. Otro
ejemplo más próximo y más “suave” lo tenemos en Catalunya, concretamente en
Barcelona. En el barrio de la Trinitat o Nou Barris se secuestraban autobuses
para reclamar que llegara el transporte público a sus barrios, y lo
consiguieron. Obviamente hay miles y miles de casos durante la historia de la
humanidad de como mediante la desobediencia y la violencia se han conseguido
restar la opresión que se ejerce sobre las clases populares de la sociedad.
El camino hacia la libertad no se puede hacer “con guantes
de seda” que diría Iosif Stalin. Para conseguir esa libertad será necesaria la
violencia y/o la desobediencia civil, porque es una ingenuidad pensar que los
privilegiados y poderosos reconozcan el mal que causa su poder y sus
privilegios y renuncien a ellos voluntariamente. Habremos de salirnos de la legalidad, si es
que se quiere la libertad, usando la violencia y/o la desobediencia para poner
fin a la mayor violencia que son el Estado Moderno y la clase dominante
capitalista que tiene esclavizados, subordinados y oprimidos a la mayoría de la
humanidad.
“La violencia liberadora
(revolucionaria) es la única manera de poner fin al sufrimiento diario de las
masas y a la crueles tragedias que azotan la humanidad”. Errico Malatesta.
Las estructuras de poder legitiman su violencia bajo el nombre de justicia. Esa ética de fondo se comparte, por decirlo de algún modo metafórico, a ambos lados de la trinchera. Es decir, la violencia justificada la ejecutan tanto los opresores como los oprimidos. En ese sentido la violencia no es el problema sino la moral que sustenta una u otra.
ResponderEliminarP.D. Os he citado en nuestra bitácora http://www.theflagrants.com/bitacora porqué curiosamente, círculos como lo llamamos por allí, a partir de la sentencia Parot estamos debatiendo sobre la violencia.
Gracias por su comentario. Evidentemente nosotros hablamos de la violencia liberadora desde un punto de vista de clase, es decir, desde el punto de vista de los oprimidos. Por eso solo nos parece justificada la nuestra. Un saludo, compañero.
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