viernes, 22 de noviembre de 2013

La violencia

¿Qué tipo de violencia nos es sugerida cuando pensamos en ella? ¿qué violencia es desacreditada? ¿Por qué surge?

La violencia es una realidad que va más allá de la agresión directa, intencionada y física entre personas. La violencia se nos presenta como un hecho inaceptable, carente de virtud, un acto barbárico propio de la incivilización que en nuestras sociedades y en la promoción de los valores que se proyecta en su contra. Mi artículo, a pesar de que se le puede considerar, no es una oda hacia la violencia. El espanto que solemos mostrar ante imágenes de mobiliario urbano incendiado, barricadas o cualquier alteración del orden público es inversamente proporcional al anuncio de supresiones de gasto público en los servicios básicos de la ciudadanía, reformas laborales que precarizan las condiciones laborales, despidos en masa, muertes de hambre, gente buscando en la basura o pidiendo en el metro para dar algo de comer a sus hijos. Hay una cierta incongruencia, incluso hipocresía, por parte de la opinión pública respecto a las manifestaciones de violencia. Pero ¿por qué? Se produce un cortocircuito en el razonamiento de los ciudadanos. Es más fácil juzgar la violencia subjetiva (emanada de los agentes individuales) que identificar la violencia objetiva (nacida del funcionamiento y consecuencias de las instituciones administrativas, jurídicas, económicas, políticas…). Por lo tanto, la gente institucionaliza una serie de valores adquiridos dada por los aparatos ideológicos del Estado, en términos de Louis Althusser, que monopolizan la interpretación de esa respuesta nacida de las condiciones de vida ofrecidas por el sistema predominante y las represiones ejercidas desde las instituciones. Dada esta monopolización, la sociedad es alienada de su entorno y realidad y observa los actos como una perturbación del equilibrio ‘natural’ sin tener consciencia del origen de esta violencia subjetiva. Como diría el activista Malcom X: “Los medios de comunicación harán que odies a los oprimidos y ames a los opresores”.

El terrorismo es claro ejemplo de ello, nace como respuesta en una vertiente ideológica (hacia las estructuras de poder), aunque ese es otro tema. No hace falta ser de Al Qaeda para observar que; gente es desahuciada, 1 de cada 4 niños se encuentra bajo el umbral de la pobreza, gente buscando comida en la basura, trabajadores que se ven obligados a trabajar en condiciones precarias, reducciones de las pensiones, inversiones en armas mientras la educación, sanidad e inversión en I+D es suprimida a los ciudadanos para las aves rapaces que privatizarán los servicios públicos y convertirán el sufrimiento de los ciudadanos en el lucro de sus bolsillos.

La violencia no me llena de orgullo, ni me causa placer, pero ésta se ha convertido en la única vía para la voz de aquellos que han sido ignorados. Ellos obedecen al peor de los amos y el más autoritario de los capataces: la necesidad.

“El que quiera ser águila que vuele, el que quiera ser gusano que se arrastre pero que no grite cuando lo pisen” 
Emiliano Zapata.

Por Razvan Sebastian Pantea.

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