Nos dicen que vivimos en igualdad, que todos somos iguales
ante la ley y que nadie es más que nadie. Como si Paco el barbero fuera
socialmente igual que Emilio Botín. Esto es algo falso, es una mentira monstruosa
que crece en el imaginario social.
¿Pero que entendemos por igualdad? ¿Qué igualdad queremos
conseguir desde el ala más a la izquierda del espectro político?
Nuestra igualdad social pretende que cada ser humano pueda
poseer los medios materiales y morales para desarrollar su humanidad. ¿Cómo
conseguir esto? Bien, sería organizar la sociedad de tal manera que todo
individuo, sea hombre o mujer, pudiera entrar en la vida y encontrar los medios
necesarios para el desarrollo de sus facultades y su oficio. Es decir, que haya
una completa igualdad de oportunidades entre todos los individuos desde que se
nace. Porque sin esta igualdad de oportunidades es completamente imposible
tener una igualdad social real y eficaz. Para mantener la igualdad social se
debe, a la vez, organizarla de tal manera que sea imposible la explotación de
ningún trabajador.
Si se trata el tema de la igualdad, es de obligado
cumplimiento tratar un tema capital: El derecho a herencia. No se llegará a una
igualdad social y de oportunidades hasta el preciso momento en que el derecho a
herencia sea suprimido, porque mientras este derecho sea existente no habrá
igualdad económica y veremos como los individuos heredados no tendrán que hacer
tanto esfuerzo para conseguir sus objetivos en la vida como el individuo que no
ha heredado nada. Por tanto es el derecho a herencia de capital de todo tipo el
que se fulmina la igualdad de oportunidades y en consecuencia, fulmina la
igualdad. La vida es como una carrera donde todos deberíamos partir de la misma
línea de salida, pero con la existencia de elementos como el derecho a herencia
vemos que los heredados comienzan la carrera un poco más adelantados que los
demás y teniendo más ventajas desde el principio. Evidentemente, todos esos
objetos o “cosas” de valor sentimental y afectivo deben ser considerados como
válidos para ser heredados. En nuestra
opinión, la propiedad de los individuos fallecidos debería acumularse a fondos
sociales comunitarios para la educación, instrucción y manutención de los menores hasta que cumplan su mayoría
de edad. Nuestras dos ideas principales son: Con el sistema socio-económico
actual es imposible establecer una igualdad social real y que para conseguir
igualdad plena debe haber igualdad de oportunidades desde que todo individuo
nace, y esto es imposible con el derecho a herencia.
“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente
diferentes y totalmente libres”. Rosa
Luxemburg
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