domingo, 22 de septiembre de 2013

La moral de la clase trabajadora

Hoy en día el discurso moralista que nos llega desde arriba ha calado muy hondo aquí abajo. Las grandes corporaciones que dominan el país han sabido blindarse con su propaganda emitida día sí día también a través de las televisiones.

Nuestra moral, ya católica por cultura, ha sido ampliada pues por el poder financiero. Se nos ha implantado con embudo en nuestras mentes el respeto y la tolerancia sí o sí. Pero la pregunta que me viene a la cabeza es: ¿ellos también la practican? Son ellos los que se auto-rescatan bancariamente, socializan sus pérdidas, desahucian y estafan. Son ellos, pues, los que endeudan al estado, y les ceden un poco de soberanía (de la poca que queda en este país) al BCE y al FMI, para que estos coman del pastel también.

¿Dónde están los políticos? Permitiéndolo. Existe un error muy común en la sociedad española, y es tachar a todos los políticos de corruptos y pensar en que los podemos sustituir por unos “buenos”. Nada más lejos de la realidad. Vemos que los poderes financieros actúan con impunidad y libre albedrío, que nadie se les pone por delante (y quien lo intenta se le despoja de voz), y esto es porque caemos en el error de separar el tándem políticos-poderes económicos. Éstos van juntos. Son inevitablemente inseparables. Es por eso que los políticos no sólo son corruptos, sino que son corruptibles. Y son corruptos por tanto porque el sistema socio-económico lo permite.

Llegados a este punto de la reflexión y, volviendo al punto principal del artículo, tal tándem va a proteger su territorio todo lo posible usando los poderes estatales a los que tienen acceso: los medios de comunicación. Son éstos los que acceden a nuestro cerebro cada día. Nuestras opiniones no son ajenas a lo que nos dicen. Consiguen, pues, que permitamos la violencia estructural del sistema con moralismos baratos del estilo “te rebajas a su nivel”, “la violencia genera más violencia” (yo no he visto a gente levantarse contra la violencia estructural del sistema) o “somos civilizados”. Y lo hacen mediante criminalización. ¿Cuántas veces habremos escuchado la palabra "antisistema" de nuestras TV? ¿O “los cuatro vándalos” en una manifestación? Ellos son los mismos que nos repiten una y otra vez que podemos tener la ideología que queramos y que tenemos libertad de manifestación. Cosa que queda en entredicho cuando alguien intenta ponerse delante de las grandes corporaciones, o cuando los medios de comunicación atestan golpes sociales negativizando palabras o actuaciones con el adjetivo “antisistema” o “extremista”. Porque, ¿quién no respeta a quién cuando unos se mueren de hambre en la calle porque otros no se levantan? ¿Quién no tolera a quién cuando se precariza el trabajo? Y un sinfín de aberraciones más como las que he comentado al principio.


En conclusión, es necesario, llegados a este punto, que se materialice la moral de la clase trabajadora. Que salga a la superficie y que dignifique al trabajador y a la trabajadora. Que ejerza contra-cultura; contra la cultura de masas posmodernista. Una moral consciente de que no es ajena a los intereses de las clases sociales, que no puede ser transversal y medir todos los actos con una misma vara; que no es neutral. 

1 comentario:

  1. ➧¡Perdón Adri! Nada más comenzar a leer este trabajo (segundo párrafo), y veo que no disciernes bien entre católico y cristiano. Para mí, en el sentido universal del término, católicos son los que en las más diversas naciones utilizan de las diversas religiones a fin de amansarnos y podernos trasquilar impunemente como a ovejas y borregos; que equivale a cristianizarnos: por el budismo -que aunque no es propiamente religión surte a los mismos efectos-, el islam, judíos, etc.).
    ➧Lo católicos de la religión judía son los fariseos que Cristo puso en evidencia como farsantes que no se regían según sus prédicas y por ello lo crucificaron. Sin duda que fue muy bueno Cristo, cuando logró vaciar los templos de esta basura farsante y criminal que nos esclaviza por estos procedimientos, de idéntico cuño a los católicos de occidente, etc. ¡Muy bueno!

    ResponderEliminar