domingo, 20 de abril de 2014

El Estado burgués y la clase trabajadora

Una vez finalizadas las revoluciones burguesas o los pactos entre nobleza y burguesía para que esta última se erija como nueva clase dominante y se apodere del Estado tenemos una nueva forma de organización política que como diría Engels, “(El Estado moderno) no es sino un comité que administra los problemas comunes de la clase burguesa”. Pero si consideramos el punto de vista desde la clase oprimida, el Estado burgués y el Estado absoluto tienen muy pocas diferencias. La diferencia entre estos dos tipos de Estados, para la clase trabajadora, es la misma que para un pájaro el cambio de una red en la que está atrapado a una jaula un poco más grande, por tanto para la clase obrera, el cambio de un Estado a otro o supone más que el ensanchamiento de la jaula donde está presa.



Vayamos a analizar las características y diferencias de cada Estado. Bajo el Estado absoluto tenemos una clase social dominante que es la nobleza (y el clero) pero que se “esconden” detrás de un monarca absoluto que es quien, en definitiva, es catalogado como el pilar central del Estado y la sociedad. ¿Cómo se ve la clase trabajadora ante la nobleza y el monarca? Pues las masas trabajadoras se ven en condición de servidumbre hacia sus inmediatos superiores sin opción de rechistar ni razonar. Característica de este Estado es que la violencia autoritaria y explotadora de la nobleza hacia la masa obrera es totalmente visible, descarada y abierta. He aquí una de las principales diferencias con el Estado burgués, donde la explotación y opresión hacia la clase trabajadora está casi perfectamente enmascarada, primeramente escondida tras un Parlamento y Gobierno elegidos “libremente” por el pueblo mediante el sufragio universal. La burguesía explota y controla a la masa trabajadora de una manera mucho más sutil que la nobleza/monarca absoluto escondiendo la explotación tras un tupido velo de “libertad” y “derechos”.

En la sociedad capitalista, el poder supremo y la soberanía recae sobre el Parlamento. Mientras en un Estado absoluto las clases oprimidas recibían directamente ordenes desde la nobleza o el clero sin posibilidad de discusión y con castigos severos si se oponía resistencia, en el Estado burgués a las clases populares se les pregunta cada cuatro o cinco años a quien quieren enviar al Parlamento para ser “representados”.  ¡Que honor! ¡Estos burgueses nos dejan elegir cada cuatro años a nuestros nuevos amos! Alguien puede llegar a preguntarse la siguiente cuestión: “¿Pero por qué la burguesía deja que las clases populares voten libremente si pueden votar a partidos o representantes comunistas o campesinos?”, la respuesta es bien sencilla, la burguesía sabe que gracias a su control de los medios de comunicación pueden hacer que la inmensa masa obrera acabe votando a partidos que realmente mantienen el statu quo capitalista y no ponga en peligro los privilegios y poderes de la clase burguesa. La burguesía sabe que pasará esto, sabe que los resultados de las elecciones no cambiarán nada y es por esto que prefieren dejarnos votar antes que ejercer una violencia directa y descarada contra las masas populares.  Es más cómodo y efectivo que sean las masas populares elijan a sus opresores para que así se creé una falsa –pero reconfortante- ilusión de libertad. ¿Pero qué ocurriría si por motivos X la clase obrera votara y diera mayoría a partidos y representantes netamente socialistas que defienden los intereses del proletariado y quieren acabar con el orden burgués? Pues veríamos, como se ha visto a finales del siglo XIX y siglo XX que las fuerzas imperialistas y capitalistas –tanto nacionales como internacionales- sacarían a la luz su cara más brutal y violenta para sofocar cualquier indicio de cambio en el sistema capitalista. Es únicamente en periodos prerrevolucionarios o en momentos de crecimiento de organizaciones y partidos revolucionarios donde la burguesía se quita sus ropajes democráticos y saca a relucir las fauces del fascismo y de una violencia descarada contra las masas obreras y campesinas.  Así pues podemos afirmar, como ya lo hizo en su momento el economista soviético Yevgeni Preobrazhensky, que el Parlamento es un instrumento necesario de la burguesía para engañar al pueblo.

A modo de conclusión podemos afirmar que la diferencia entre el Estado burgués y el Estado absoluto radica en que la violencia del primero está mejor disimulada y enmascarada detrás de “libertades” y “derechos” que la del segundo.  Para el capitalista, la diferencia entre un Estado absoluto y un Estado burgués es abismal, pero para el obrero, para la clase trabajadora, la diferencia entre estos dos tipos de Estados la diferencia es ínfima.

“La diferencia entre la autocracia de la nobleza y el Estado burgués se resume en tres palabras: La jaula es más amplia, el látigo más liviano y los golpes se dan previo acuerdo de la constitución”. Yevgeni Preobrazhensky


7 comentarios:

  1. ¿Como se podria hablar de soberania de los estados-nación en un mundo trasnacionalizado? si bien los estados ejercen control sobre la población cirscunscrita a estos, tambien hay una jerarquia entre los estados, no todos tienen la misma importancia en el sistema inter-estados global y mas aun hay organismos supra estatales como la organización mundial de comercio o el banco mundial, entonces mas seria factible hablar de algo como un estado global gobernado por capitalistas en que cada estado local es una especie de gendarme de ciertos sectores de la población y en algunos casos como estados unidos o la otan un gendarme que puede actuar mas alla de las fronteras formales de sus estados

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    1. No lo había visto desde tu punto de vista, pero me parece totalmente acertado sobretodo en los tiempos que corren.

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  2. Razvan, el majete de Gnosis20 de abril de 2014, 14:58

    Es un buen artículo para explicar de manera simple las diferencias, aunque considero que hay muchas más mejoras sustanciales. Pese a ser conscientes de que las distintas formas encierra un contenido común de dominación sería un error no considerar que la forma es una plataforma/precondicionante de ese nuevo Estado; ya sea absoluto, burgués/liberal o socialista, incluso la absencia de este. Un saludo, muy bien Borja.

    Socialismo o barbarie.

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    1. Si, evidentemente prefiero vivir en la España de ahora que no en la del siglo XV, pero quería enfocarlo en como la burguesía se las ha arreglado para que parezca que vivimos en un mundo libre cuando realmente seguimos oprimidos y esclavizados. Saludos, compa.

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  3. ¿Aceptas que los pensionistas, estudiantes busca-becas, parados que quieren derecho a subsidio son grupos de presión que buscan vivir a costa de todos?

    Porque lo que quieren es chupar del bote común.

    ¿No sería lo mejor eliminar el Estado y que ni los sucios burgueses ni otros grupos de presión intentaran vivir a costa de los demás?

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  4. No voy a contestarte a tu primera pregunta por ser tan descarada a la par que desalmada. Sobre la eliminación del Estado estoy de acuerdo, pues soy anarquista.

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  5. ¿Pero qué ocurriría si por motivos X la clase obrera votara y diera mayoría a partidos y representantes netamente socialistas que defienden los intereses del proletariado y quieren acabar con el orden burgués? Pues veríamos, como se ha visto a finales del siglo XIX y siglo XX que las fuerzas imperialistas y capitalistas –tanto nacionales como internacionales- sacarían a la luz su cara más brutal y violenta para sofocar cualquier indicio de cambio en el sistema capitalista.
    Pues eso es lo que también yo entiendo, y de ahí que preconice que la revolución debe ser internacional y que sino será aplastada allí donde se realice por los enemigos interiores e internacionales que, aunque tienen el mundo aparentemente dividido en naciones (a modo de feudos para beneficio de los opresores), están muy bien orquestados internacionalmente. Saludo

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