Nos encontramos a principios de Enero de 1933, la clase
obrera, alrededor del anarquismo y de la CNT, no aguanta más. A pesar de la
llegada de la II República española el pueblo llano sigue pasando hambre y
sigue sufriendo igual que en la Dictadura de Primo de Rivera, parece que las
promesas de la Republica no llegan o lo hacen con demasiada lentitud. La CNT clama por el llamado “Movimiento
revolucionario” que no era más que la llamada a la insurrección popular, a la
revolución de la clase obrera, una insurrección que debía comenzar por el
sector ferroviario (a causa de la Huelga
del mismo sector) y de ahí pasar al industrial y así hasta
llegar al campesinado. Este “Movimiento revolucionario” produjo que se
proclamara en ciertos puntos del Estado Español el comunismo libertario, pero
hay un pueblo que no pasará desapercibido para toda la sociedad española del
momento; ese pueblo fue “Casas Viejas”, situada en los confines de Cádiz.
¿Qué situación encontramos en ‘Casas Viejas’? Un pueblo
sumamente humilde, controlado por los caciques de turno donde la clase obrera
pasa hambre y se ven obligados a vivir hacinados en chozas. Nuestra pequeña
localidad gaditana se hace eco del “Movimiento Revolucionario” acaecido en
diversos puntos del Estado Español y la noche del 10 de Enero de 1933 el pueblo
de ‘Casas Viejas’ sale a la calle, ataviados con sus escopetas de caza y demás
armas, decididos a proclamar el Comunismo Libertario. Aquel humilde pueblo de
jornaleros y jornaleras que soñaba con implantar sus derechos y con emanciparse
del caciquismo y de cualquier forma de Poder externo no sabía que lo único que
les esperaba era una matanza por parte de aquel Gobierno republicano del
Presidente Manuel Azaña. El liderazgo de la insurrección popular lo llevó a
cabo un viejo militante anarquista de 80 años, conocido en el pueblo como
“Seisdedos” a la voz de “Ya ha llegado la hora”. El pueblo una vez en la calle ocupó la Casa
Cuartel consiguiendo desarticular la escasa presencia de Guardia Civil, lo cual
provocó que desde Madrid y Cádiz se movilizaran a la Guardia de Asalto para
sofocar la insurrección de ‘Casas Viejas’.
El Gobierno republicano ha sofocado las demás
insurrecciones populares en el Estado Español y sabe que debe parar a toda
costa el de ‘Casas Viejas’ porque si este triunfara podría extenderse la mecha
revolucionaria de nuevo al resto del Estado e incluso llegar a provocar la
caída de aquella ansiada Republica. Para apagar este último foco revolucionario, el Presidente Azaña llega incluso a
movilizar al ejército. Nadie del Gobierno estaba dispuesto a arriesgar la
República.
La increíble – y desigual- lucha entre un pueblo
ansioso de libertad y un Gobierno que no quería perder su Poder se prolongó
durante dos días hasta que llegado el día 13 de Enero, y después de la muerte
de dos Guardias de Asalto, el último reducto de la resistencia anarquista era,
ni más ni menos, la choza de aquel viejo revolucionario llamado “Seisdedos”.
¿Cómo se acabó con dicha resistencia? La choza del viejo Seisdedos fue reducida
a cenizas mediante algodón empapado en gasolina incendiada. Solo consiguieron
huir y salvarse un niño y una mujer que escaparon por la ventana, Seisdedos y
tres personas más que resistían murieron carbonizados y acribillados por las
ametralladoras de la Guardia de Asalto.
Los demás jornaleros supervivientes de aquel suceso revolucionario
fueron fusilados indiscriminadamente acusados de la participación en aquella
revuelta.
Este acto resultó productivo en consecuencias. La
desmesurada y absurda represión gubernamental provocó la prematura muerte del
Gobierno de Azaña, la crisis del bienio republicano y las enormes críticas por
parte de la extrema-izquierda, que aprovechó la matanza de ‘Casas Viejas’ para
hacer “publicidad” contra el Estado y en favor del abstencionismo electoral con
tal de “castigar” a la República. A
causa del suceso de Casas Viejas se procesó a quien estuvo al mando de la
Guardia de Asalto en la represión, el Capitán Rojas y al Director General de
Seguridad. Finalmente, se presentaría
una moción de censura contra el Gobierno a partir de una comisión parlamentaria
que las Cortes la rechazaron.
Manuel Azaña no pudo reponerse de la mancha negra que
suponía en su historial político la masacre en el Suceso de Casas Viejas lo
cual le obligaría a acabar dimitiendo el 8 de Noviembre de ese mismo año.
“No quiero ni heridos ni prisioneros: tiros en la
barriga”. Manuel Azaña dando órdenes al Capitán Rojas quien estaba al mando de
la Guardia de Asalto en el Suceso de Casas Viejas.
*Gimnasia revolucionaria, término empleado por Garcia Oliver en lo que fue las insurrecciones de los años 32-33 llevadas a cabo por cenetistas para preparar al proletariado en un proceso revolucionario contra la república.
ResponderEliminar¿El concepto "Gimnasia revolucionaria" lo acuña el mismo Garcia Oliver? Se que lo uso mucho en su auto-biografía "El eco de los pasos" pero no pensé que lo inventara él. Aun así, es un concepto muy acertado.
ResponderEliminarYo sigo queriendo distinto de todo eso, y os lo dejo por escrito en mi bitácora, en forma de "Propuestas Políticas para la Construcción del Futuro". Es el pueblo quienes debemos decidir y erigirnos en cuerpo y fuerza de seguridad del estado de cosas por el que optemos. Esa y otras claves os doy en mi blog.
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