L. Gómez
Dice Rafael Correa, presidente de
Ecuador, que «desde que se inventó la
imprenta, la libertad de prensa es
la voluntad del dueño de la imprenta». Y con ésta, recordaba a su vez una
anécdota que Alejandro Cao de Benós, el primer representante occidental de Corea del
Norte en las relaciones con Occidente como delegado especial del
Comité de Relaciones Culturales con Países Extranjeros, contaba en una de sus
charlas sobre los medios de comunicación y la libertad de prensa.
Ocurría tras sucederse la
pregunta más inesperada –nótese la ironía-, ¿cómo puede ser Corea del Norte un
país democrático si sólo posee un canal de televisión? ¿aún es usted capaz de
defender que en Corea del Norte existe la libertad de prensa? Alejandro
contestó tranquilo pero directo «la libertad de prensa no es que un país posea
uno o cien canales de televisión». Insistió en que tal concepción partía de un
pensamiento occidental, y volvió a la carga «antes de hablar de libertad de
prensa, ¿por qué no me dices qué es la información,
y a su vez, nosotros como trabajadores de un Estado, qué significa tener derecho a esa información?».
Alejandro intentaba profundizar en el aspecto informativo para culminar dejando
K.O. al contrincante con una última
cuestión. Recordaba así al que fuera el presidente de Rumanía, Nicolae
Ceaucescu, y su trayectoria política. Planteó cómo era posible que un
presidente elegido por el pueblo, como es el caso de Nicolae en 1974, fuera
relegido como secretario general en el XIV Congreso del PCR celebrado en
noviembre de 1989 y, un mes más tarde de ese mismo año, en diciembre, fueran
ejecutados tanto Nicolae como su pareja Elena. Ahí no culmina el éxtasis de la
cuestión. Partiendo de la incomprensión que parece observarse tras la su
reelección a la secretaría general del partido que obtenía una mayoría
parlamentaria aplastante, de su ejecución por el propio pueblo y ejército
rumano, en el 2010 una noticia aseguraba que el 41% hubiera votado a Ceaucescu
como presidente y se volvía a reafirmar la noticia, cuando en abril de este
mismo año se repetía la encuesta saliendo esta vez un porcentaje del 66% en
favor de Ceaucescu como presidente en la actualidad. El sondeo afirmaba que el
69% de los ciudadanos vivió mejor durante la presidencia de Nicolae y que lo
que más echaba de menos el pueblo rumano era la falta de trabajo (en un 23%) y vivir mejor (en un 14%).
¿Cómo puede ser –planteaba
Alejandro Cao de Benós- que un pueblo elija a un presidente, lo aclame, después
lo capture, lo ejecute, para acabar añorando su presencia casi 20 años después
de su ejecución? Si se trata de informar sobre unos hechos ocurridos, ¿qué
lógica nos dicta la presencia de múltiples canales de televisión para
informarnos de una misma noticia? Tal viraje de la opinión pública eso es lo
que se produce con la pluralidad de los
medios de comunicación.
Sin pretender elogiar el papel
presidencial de Nicolae, el ejemplo expuesto por Alejandro Cao de Benós me
pareció en aquel momento y me sigue pareciendo un ejemplo muy ilustrativo del
papel que cumplen los medios de comunicación y la información.
En la actualidad podemos observar
lo mismo. Apenas hay información sobre la economía por ejemplo. Unas decenas de
canales repitiendo palabras que ninguno de ellos explica: prima de riesgo,
inflación, deuda externa… y, cuando alguno pretende lucirse más que otro
haciendo algún especial sobre la
economía, explican un poco por encima qué significa, reparten culpas y en
ningún momento platean soluciones. De hecho, se acaba el programa, el día, y
vuelve amanecer con el mismo sistema productivo, con sus mismos desencadenantes
económicos y con sus mismos lastres sociales.
Pero, tampoco tardan el disparar
todas ellas, como empresas privadas que son la gran mayoría, hacia un enemigo
común. Cuba, Corea del Norte, la extinta URSS, etc. Y en todas ocurre lo mismo,
¿cómo van a ser estados democráticos si no existe libertad de prensa? Sin embargo, el artículo 125 de la Constitución
de la URSS, el artículo 530 de la Constitución cubana o el artículo 67 de la
Constitución de Corea del Norte afirman lo contrario. ¿Qué confunden los medios
occidentales con la libertad de prensa?
La carencia de cadenas informativas privadas, que es justamente, lo que se
prohíbe en las constituciones de los países que acabamos de nombrar; la
mercantilización de la información. La pregunta que habría que plantearse es, ¿es
Cuba o Corea del Norte países con deficiencias
informativas o, por el contrario, es el
Estado español un país con sobreinformación?
Para explicar la crisis económica o la guerra imperialista, sus causas, sus
efectos, no hacen falta cien canales de televisión; hace falta uno que lo
explique. ¿Qué fin oculto puede esconderse tras la defensa de la pluralidad de
los medios de comunicación para que transmitan e informen de una misma noticia?
¿por qué Mediaset incluye varios
canales de información en los cuales, en cada uno, tiene su propio telediario
informativo diferente? ¿Qué finalidad tiene la división de la información si no
es la confusión?
Por supuesto, las imprentas, como
empresas privadas, sólo atienden a la información como un producto al que hay que dar
salida. Si el mercado demanda un producto de bajo precio, su gasto en la
producción se verá obligada a rebajarse. Ello ocurre con los materiales de los
vehículos, la ropa, la tecnología… ¿alguien cree que en el campo de la
información como un producto más divinamente no ocurre lo mismo? La opinión se
crea conforme los valores que surgen del modelo económico imperante. En nuestra
sociedad, si aparecieran dos canales, uno que promoviese la colectividad y otro, la vida individual de lujo, sobre un régimen
económico cuyas vidas se rigen y aseguran según la renta del individuo y
sobrevive gracias a la desigualdad existente… ¿no triunfará la opinión que
sobre la base social pueda realizarse? Y de ser así, ¿no estará condenado a
morir el primer ejemplo colectivista
por su inviabilidad?
Por lo tanto, la empresa privada
vela por sus propios intereses, por su propia supervivencia y manutención. Y,
en las empresas privadas de la información, como empresas privadas que siguen
siendo, impera la misma prioridad. Y TVE, en un Estado cuyo capital monopolista
está fusionado con el poder, su finalidad es la misma, pues detrás de un
partido está Endesa, o Gas Natural Fenosa, etc.
Hace falta echar la vista a unos
días atrás. Cuando el empresario arruinado por la crisis que responde al nombre
de Daniel Pérez Berlanga empotraba su coche contra la sede del PP en Madrid
cargado con varios kilos de nitrato amónico, un iniciador, un temporizador y
dos bombonas de butano. La prensa ya ha sacado un veredicto: “un enfermo
mental”. Sin embargo, falta por extrapolar el hecho a un país como Cuba.
¿Cuáles serían los veredictos? Creo que a todos nos vienen los mismos: “un
hombre se rebela contra la dictadura”, “un disidente actúa bajo la
desesperación contra la ausencia de democracia”, etc. Como ven, el acto va
acompañado de un severo juicio político que hace mella en la opinión popular,
y, ni la tesis de “rebelde”, “disidente” o “falta de democracia” son válidas en
el Estado español pese a existir disidentes o presos políticos y el incumplimiento
de los derechos básicos que debería cumplir una democracia. ¿Por qué Cuba?
Porque es un modelo político como Corea del Norte que prohíbe la
mercantilización de la información. Y la empresa privada, en su búsqueda de la
mayor rentabilidad de la información no va a tirarse piedras contra su propio
tejado.
Y es que resulta tan paradójica
la razón de la propiedad privada que nos presentan a Corea del Norte como “el
país más hermético del mundo”, y veréis, pero resulta que nunca lo he
comprendido. ¿Cómo pueden existir países como Baréin, Benín, Comoras, Eritrea,
Ghana, Kirguistán, Tuvalu, Seychelles, Malaui que ya no solo desconozcamos el
día a día o la política nacional si no que apenas sabemos situarlos en el atlas, y apodemos a un país del que cada día emiten una noticia, que existen decenas de
documentales de estas mismas agencias privadas que lo presentan como ese gran
desconocido, que sabemos que el tío de Kim Jong Un fue sentenciado a la pena
capital, que si el pelo de Kim Jong Un es el único oficial, que si Corea del
Norte aunque no tenga ninguna agresión imperialista en su historia amenaza de
muerte al mundo y lo provoca cada día o al menos, eso nos dice el país que más
guerras posee a sus espaldas, etc, como el “país hermético”? ¿No resulta más
cómico que verídico? O tenemos mucha información veraz de ese gran “enigmático
país” y no resulta tan desconocido como dicen, o por el contrario son todas
esas noticias y documentales manipulaciones de la prensa informativa-sensacionalista
occidental y resulta que sí es un gran desconocido. Y esto queridos amigos y
amigas, tener cien canales de televisión para acabar con más dudas que cuando
no tenías ni siquiera la propia televisión es lo que llaman “libertad de prensa”.
Si ya lo decía Malcom X, «si no
estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán amar al opresor y
odiar al oprimido».
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