A menudo plantean la alternativa
a la corrupción en los nuevos partidos.
Podemos es quizás la candidatura que
más ha acogido en su seno electoral esa receta de incorruptibles. Pero, ¿son los partidos corruptos por ideario
político y así se explicaría la inmunidad de Podemos o hay algo más?
Los discursos populistas no
ahondan lo suficiente en la cuestión. Por eso, ni les interesa hallar el origen
de la misma ni desde luego buscar el remedio contra esta. Es así que, como
medidas preventivas solamente se oyen: “más leyes”, “más justicia”, etc. Y aún
diré más, a los populistas sólo les interesa una reducción paliativa de la
corrupción. Un nuevo dato que contraste su reducción, su “moderación”. Pero,
¿quién soy yo para afirmar estos hechos?
La personalidad es lo que menos
importa ante el planteamiento. Por lo tanto, me centraré en el fundamento. Para
quienes abogan por la consigna de “más leyes” o “más justicia”, partiremos de
una realidad objetiva: la corrupción está presente independiente a la ley o la
justicia. Pretender abolir la corrupción con medidas legislativas más
endurecidas es como pretender acabar con la droga encarcelando a sus
traficantes; en un momento dado puede disminuir, pero no es la legalidad la que
rige su vida –en ambos casos-.
Partamos del problema principal:
¿por qué existe la corrupción? Muchas respuestas irán encaminadas a la avaricia
personal de unos individuos concretos, pero, es una verdad a medias. No plantea el problema a fondo. Podemos –válgame la
paradoja- ir más allá: ¿por qué existe la avaricia? ¿siempre ha existido?
El problema de la corrupción es
un problema inherente al sistema económico, al capitalismo. Sin la importancia
que requiere mantener un status quo económico
no se puede entender la corrupción. Nace con la desigualdad económica, pero se
asienta en el seno de una sociedad donde prevalece el “tanto tienes, tanto
vales”, donde la competencia económica es la cualidad que establece la
supervivencia y garantía de tus derechos. Quién gana capital vive, quien pierde
capital muere.
Un sistema que garantiza los
derechos o la vida misma según el capital,
es normal que todos los esfuerzos individuales estén enfocados no a una avaricia casi mecánica como plantean quienes
enfocan el problema de la corrupción a unos individuos determinados, sino a un
nivel de vida determinado; a más capital, menos hambre y mejor vida.
Por lo tanto, la avaricia y la
corrupción, independientemente de lo fugadas
que estén de la justicia y cuanto peso quiera cargar ésta contra aquellas, no
erradica el problema porque está sustentado sobre una base económica y no
judicial. En el ejemplo anterior de la droga vuelve a suceder el mismo
planteamiento, hasta que no se solucione el por qué la gente tiene necesidad de
consumir droga jamás se erradicará su consumo por más que encierren a los
camellos de poca monda e incluso a grandes narcotraficantes.
Así pues, el problema de la
corrupción sólo tiene solución sobre una base económica distinta, sobre una
sociedad que garantice los derechos más básicos, donde el capital no rija tu vida y donde el dinero juegue el papel de mera mercancía equivalente. Una sociedad sin
hambre, con educación, con trabajo, con casa y sin carencias es una sociedad
que no ansía acumular capital. Pero, esta alternativa parte de la total destrucción del sistema económico
actual y, dicha alternativa carece de legitimidad en el abanico parlamentario
actual. Plantear una alternativa económica es plantear la supervivencia de los
lastres actuales, de los pilares básicos que sustentan el capitalismo y éstos
mismos se han asegurado su propia perpetuación a base de represión,
intimidación, ilegalización y miedo.
Es por ello, que en un marco
electoral que se juega bajo la Ley de
Partidos, bajo Reformas Electorales y
custodiadas por la Constitución franquista de 1978 jamás saldrá una alternativa
que abogue por la democracia, por solventar el calvario que sufre hoy la clase
trabajadora.
Podrá llamarse Podemos, Ganemos o
Perdamos; bajo un sistema que no garantiza la vida sin la acumulación
individual de capital la corrupción no es un problema, es más bien su
consecuencia.
L. Gómez
Hay países, como Dinamarca, con muchísima menos corrupción que España, y que son capitalistas. Los países socialistas actuales (Cuba, por ejemplo) son nidos de corrupción. Es muy fácil decir que la solución es acabar con el capitalismo cuando se ignora la evidencia empírica: hay países capitalistas sin corrupción.
ResponderEliminarPremisa errónea, conclusión falsa.
Eliminar“Hay países con muchísima menos corrupción" “hay países capitalistas sin corrupción". Aclárate, poca corrupción es corrupción. Así que si en Dinamarca hay “poca corrupción" (la única prueba de ello parece ser tu palabra), ¿qué país haces referencia cuando dices que “hay países capitalistas sin corrupción"?
EliminarContradicción evidente, carencia de información: escribir porque es gratis.
Actualmente Cuba ni si quiera es socialista, no entiendo esta respuesta. Precisamente la corrupción se genera con la infiltración de ideología burguesa en la cosmovisión socialista. Y precisamente Cuba es el perfecto ejemplo de esto.
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